El pasado 17 de diciembre pasamos intencionalmente por alto el rememorar que en esa fecha se cumplían 5 años de la emergencia de Gramalote. Desde entonces los habitantes del caso urbano de ese pueblo emigraron por el riesgo que corrían y tuvieron que acomodarse en albergues y en casas de amigos y familiares.
El tiempo sigue pasando y los gramaloteros todavía esperan el día que les entreguen una casita y poder retornar a su pueblo, en otro lugar, con otro paisaje, con otro entorno.
Al completarse sesenta y dos meses del agrietamiento del suelo y las construcciones del pueblo, son pocos los avances logrados a juzgar por toda la demora que ha tenido la obra. Los anuncios oficiales hablan de un asentamiento con las adecuaciones requeridas, hay una casa modelo y una maqueta sobre lo que se está trabajando, lo cual sigue siendo poco si se tiene en cuenta todo el tiempo transcurrido, todo por lo que ha tenido que pasar la gente que habitaba el pueblo.
Las trabas y los inconvenientes se han ido sucediendo y las soluciones llegan a paso de tortuga.
Como suele ocurrir, las promesas no se cumplen, los plazos tampoco y no pasa nada. Hace un poco más de un año –el 6 de febrero- por aquí estuvo de visita el presidente Juan Manuel Santos y en una de las habituales declaraciones “ofreció disculpas a los habitantes de Gramalote por el retraso en la reconstrucción del municipio y se comprometió con la comunidad a que al finalizar el año estaría lista” (Tomado de EL Espectador) El tiempo pasó y la promesa, como muchas otras, no se cumplió.
A sabiendas que también había sido una mentira más, el presidente reapareció en el sitio donde se construye el pueblo el 11 de diciembre pasado y anunció que a más tardar en el segundo semestre de 2016 comenzará el retorno de las familias al nuevo Gramalote, que quedará completado en 2017. Otro plazo, otra esperanza que puede quedar truncada.
Ahora los inconvenientes surgen porque no están satisfechos los gramaloteros con lo que les van a entregar, los beneficiarios de los planes de vivienda han hecho sus observaciones, así como también por los locales comerciales.
La procuraduría investiga al Fondo de Adaptación Nacional, la entidad encargada de la reconstrucción, pero tampoco ha pasado nada.
La falla geológica desarmó las casas y las calles, pero las fallas en los responsables siguen afectando a los habitantes de Gramalote que, no olvidamos y del cual estamos pendientes para celebrar algún día, ojala no tan lejano, el momento de la inauguración del nuevo pueblo que debió ser reconstruido hace años.