La atención de los colombianos estaba puesta en la selección que participa en la Copa América, pero fue justamente la falta de atención de los jugadores durante los primeros 10 minutos del partido lo que le costó la pérdida del partido contra Chile y le quitó la posibilidad de disputar hoy la final contra Argentina. Los aficionados tomaron de buena forma la derrota y le reconocieron al equipo haber peleado hasta el final, aunque no pudieron gritar gol para voltear la historia.
Al día siguiente hubo escasa resonancia de los acontecimientos de Chicago, la pérdida del partido, la suspensión por una tormenta y la resaca futbolística; nos despertamos con las noticias que daban cuenta del viaje del presidente Santos y su extensa comitiva a La Habana para la firma de un acuerdo que pone fin al uso de las armas por parte de la guerrilla de las Farc, su concentración en sitios estratégicos en zonas especiales y en campamentos habilitados para la posterior reinserción a la vida civil de los combatientes de este grupo que se desmoviliza.
Es un anuncio significativo, pero no definitivo, tal como lo están haciendo aparecer los medios de prensa que con bombos y patillos titularon que era el último día de la guerra. No hay que ir más allá de los hechos mismos y crear una resonancia que lleva a falsas premisas. Es una culminación parcial como lo ha reconocido el expresidente Belisario Betancur, quien en su momento también fue protagonista de ese mismo propósito, acabar con la guerrilla a través del diálogo y reconoce que el país en su momento no estaba preparado y por eso frustraron muchos de los esfuerzos realizados.
No habrá más balas disparadas por las armas de esta guerrilla y eso es bueno, es un paso adelante en el proceso. La insurgencia está reconociendo también que debe haber un mecanismo de refrendación por el pueblo de todo cuanto se acuerde por parte de los negociadores en la capital cubana y aceptan el plebiscito, como mecanismo para que los colombianos hagan su manifestación en torno de tan crucial tema.
Comienza un plazo para la concentración de los efectivos de la guerrilla en los puntos rurales acordados por las partes, entre estos figura un territorio que pertenece a Tibú en nuestro departamento. Luego con la supervisión de la ONU se entregaran las armas y se dará inicio a la reinserción a la vida civil de los combatientes. Entre tanto la justicia transicional se encargará de juzgar a quienes hayan cometidos delitos que según esta misma deben purgar una pena en las cárceles o en la forma como ella determine. En adelante tendrá que venir la reparación de las víctimas y la reposición de las tierras a los desplazados.
Hace falta recorrer todavía un largo camino, que parece tortuoso, que es necesario andar para llegar a la resolución total del conflicto con esta guerrilla, la más antigua, la más grande, pero la que se ha comprometido a no disparar más y cambiar la confrontación armada por la confrontación política con ideas en el marco democrático. De tal forma que la esquiva paz está más cerca, se han dado pasos importantes, pero es preciso esperar para la celebración final y definitiva.