La legislación colombiana es clara en este asunto: “El artículo 113 del Código sustantivo del trabajo en su numeral 3 faculta al empleador para que descuente del salario del trabajador el tiempo dejado de trabajar, de modo que si el trabajador falta un día al trabajo sin justificación o sin permiso, el empleador le puede descontar ese día. Es una opción que tiene el empleador”, lo cual no es nuevo, pero los parlamentarios nunca lo habían tomado en cuenta y faltan a las sesiones bien sea en el Senado o la Cámara de Representantes durante el periodo legislativo sin justificación válida y hasta ahora no pasa nada, nadie sanciona, nadie dice nada.
En buen momento, la Ley que sanciona el ausentismo en el Congreso fue protagonista esta semana porque cuando fue votada en la comisión primera del Senado, por ausencia de una buena parte de sus miembros, no pudo ser aprobada allí, para que diera camino al siguiente paso.
Pero esta vez no fue callada esta situación y aparecieron en el paredón los ausentes y quedaron plenamente identificados. Al día siguiente con prontitud y ante la presión de la prensa y de cara a la opinión nacional, en tiempo récord fue aprobada la Ley.
En esta nueva ocasión no estaban presentes prominentes personajes de la vida política nacional y que ocupan puesto en esa comisión, ellos son: Armando Benedetti, Roy Barreras, la liberal Viviane Morales, el jefe liberal Horacio Serpa, el también dirigente Roberto Gerlein -el senador que más se ausenta- y Jaime Amín.
Su buen ejemplo, el de quienes aprobaron la ley en la Comisión Primera, debe ser aplaudido porque trabajar temprano, llegar a tiempo al sitio de trabajo y enfrentar una votación con la velocidad que lo hicieron, sin contar que estaban ejerciendo su labor bajo presión y con las miradas de todo el mundo puestas en ellos, es para resaltar, al menos por esta vez.
Todavía le faltan trámites a la ley sobre ausentismo, pero se dio un paso adelante en esta materia. No ocurrió lo mismo con la ley que obliga a los congresistas a rendir cuentas. Lo cual significa publicar su hoja de vida, dar a conocer sus conflictos de intereses, dar cuenta sobre sus viajes fuera del país e informar sobre su trabajo legislativo; estos son algunos de los asuntos contemplados es el proyecto de ley de transparencia legislativa que se hundió en la Cámara antes de que pasara a discusión en el Senado. Pero los ponentes aseguran que en el próximo periodo de sesiones revivirán este proyecto que ha recorrido un buen trecho hacia a su aprobación definitiva.
Tal parece que el parlamento le está mandando a los electores un mensaje diferente, quiere mejorar y autorregularse.
Estas iniciativas son obra de los nuevos miembros del Congreso porque los antiguos están muy cómodos en sus curules y amañados con sus vicios de antaño. Pero queda también en evidencia que el cuarto poder ejerce su influencia y logra objetivos que podrían pasar por alto si no son denunciados oportunamente.