Una situación especial se está viviendo en la mayoría de los municipios del departamento con la aparición de nuevos casos de Leishmaniasis que, si bien no se trata de una enfermedad letal, si causa inconvenientes entre quienes la padecen, por la formación de úlceras en sitios expuestos a las picaduras de los vectores, las cuales se hacen crónicas y cuando ocurre la variedad mucocutanea atacan zonas de la cara produciendo deformidades. Una tercera variedad de la enfermedad afecta órganos internos y puede causar la muerte, por fortuna esta es muy escasa y ocurre en un porcentaje bastante bajo de los enfermos registrados.
El número creciente de casos diagnosticados ha generado la alerta entre las autoridades sanitarias, es así que, el Instituto Departamental de Salud (IDS) una vez ha logrado detectar los sitios de mayor incidencia y allí actúa realizando fumigaciones, con el propósito de erradicar el vector. No obstante, los cambios climáticos y la época de cosecha del café, han jugado un papel importante en el incremento de los casos.
La Opinión se ha ocupado del asunto y ha hecho 5 publicaciones, reseñando la situación a lo largo del año y dando a conocer las señales de alarma en este tema. Esto es inusual, pero revela la magnitud que paulatinamente ha ido alcanzando la difusión de la enfermedad que en cifras ha superado con creces los registros de los años anteriores. Ello nos ha permitido enterarnos que el brote este año se inició en Arboledas, para luego propagarse a las poblaciones vecinas y de allí a otras regiones.
En treinta municipios de Norte de Santander se han reportado casos este año. Si estableciéramos un listado por el número de detectados, definiendo una especie de ranking, este quedaría conformado así: 1°. Arboledas, 2°. Chinácota, 3°. Bochalema, 4°. Cucutilla, 5°. Tibú, 6°. Pamplonita, 7°. Durania, 8°. Cáchira, 9°. Salazar y 10° Gramalote. Todos ellos geográficamente muy cercanos a Cúcuta, donde se han diagnosticado 5 de los 362 informados a mediados de junio. La búsqueda se realiza casa a casa y el IDS tiene actualmente además de su personal de planta un equipo técnico de saneamiento adicional que está encargado de fortalecer el trabajo con las comunidades expuestas al vector, sobre todo en las zonas rurales.
La educación en las áreas de riesgo es muy importante y adicional a las fumigaciones se recomienda el uso de repelentes, toldillos, ropa adecuada sin dejar áreas expuestas de la piel donde pueda picar el mosquito transmisor que popularmente se les conoce como: capotillo, arenilla o pringador. Pertenecen al género Lutzomia que es la denominación taxonómica, se ellos se han descrito 133 especies en Colombia, con una distribución geográfica va desde el nivel del mar hasta los 3.500 msm, lo cual hace más difícil su extinción.
Lo más importante para contribuir a control de la expansión de esta enfermedad es tener en cuenta las medidas dirigidas a combatir los mosquitos y acudir de manera rápida a los servicios de salud correspondientes ante la presencia de úlceras no dolorosas que no curan fácilmente. El tratamiento es efectivo en un alto porcentaje, sin que esté exento de efectos secundarios y se hace supervisado por las autoridades sanitarias. Todos debemos hacer parte del frente común que luche contra esta enfermedad.