Sorprende la decisión tomada por el Concejo municipal de archivar y no dar trámite al Manual del espacio público.
La mayoría de los miembros de la corporación se inclinaron por archivar el proyecto y desestimar su importancia, sin que las razones para ello sean de verdadero peso y vayan en la dirección de beneficiar el entorno urbano de nuestra capital.
En medio del desorden reinante en la ciudad y que afecta de manera grave al espacio público tanto en el centro como en los barrios residenciales y la periferia, se hace prioritario disponer de una reglamentación marco que tenga como objetivo primordial hacer las cosas con el debido orden y apego las normas que esa materia son de uso obligatorio en otras ciudades y ayudan a mejorar a esas urbes.
Los responsables de realizar el estudio y elaboración del manual a cuya cabeza están la Cámara de Comercio y la Alcaldía, no entienden hoy cómo no se le dio el trámite respectivo, considerando que se trata de un trabajo serio y bien concebido que contó con la participación de expertos.
Todos al unísono buscan con ello el bien común que debe prevalecer sobre el particular como lo dictan las normas más elementales.
También están dentro de los objetivos de este manual favorecer a los discapacitados y facilitar el libre desplazamiento para todas las personas, reglamentar sobre el buen uso del espacio público evidenciado por la invasión de andenes, asunto que ha sido un dolor de cabeza para todos los alcaldes desde aquellas épocas en que había casetas para la venta de ropa y otras mercancías en las calles y avenidas céntricas, las cuales no están ahora, pero a ellas llegan los vendedores con sus pequeños puestos, algunos de forma permanente y otros por temporadas, en forma periódica con el apoyo de la Policía son retirados, para que en pocos días vuelvan a invadir el espacio del cual debemos disfrutar todos.
Muchos otros aspectos toca el manual y quiere corregir, en una ciudad donde cada quien hace lo que mejor le parece.
El Concejo municipal con este comportamiento, aduciendo razones de forma y supuestos intereses personales, echa por la borda el trabajo realizado con empeño, al cual había que darle si era preciso algunas modificaciones, sustraer o adicionar algunos elementos; pero nunca archivarlo y privar a la administración actual y las venideras de herramientas legales para mejorar la ciudad y hacerla más funcional y si se quiere con una mejor presentación.
Por ahora no habrá manual, pero no podrá abandonarse la idea de tenerlo algún día, tal vez con otros concejales, que estén comprometidos con el desarrollo de la ciudad que representan.