Casi un año duró cerrada la frontera entre Colombia y Venezuela por decisión del gobierno de Nicolás Maduro. Por fortuna para los habitantes a cada lado de la línea fronteriza los presidentes de ambos países luego de su última reunión, decidieron reabrir el paso en los puntos que fueron designados para tal efecto, por ahora solo se podrá cruzar a pie y en poco tiempo, ojala corto, también lo podrán hacer los vehículos en ambos sentidos.
El contrabando, según ha dicho múltiples veces el presidente Maduro, fue la principal motivación para haber tomado la medida de cierre del paso a través de los sitios que unen a los dos países. Los hechos que siguieron y afectaron a los colombianos durante los días próximos, son de amplio conocimiento por parte de todos y aunque muchos hayan guardado el recuerdo para hacerlo efectivo cuando los vecinos vinieron en gran número en busca de alimentos y medicinas que escasean en su patria, deberíamos pensar que esto está saldado.
Al paralizarse las actividades derivadas del intercambio fronterizo, fueron muchos los que aquí y allá perdieron su empleo o vieron como se quebraban sus negocios. El intercambio comercial ha hecho que si algo falta aquí se compra allá y viceversa. Los precios favorables en cualquiera de lados deciden el movimiento de compradores. Históricamente ha sido así, algunas veces vamos para allá y otras somos nosotros los receptores de visitantes en un movimiento constante que se vio alterado por el cierre unilateral de la frontera.
Es por eso que suena extraño las frases del presidente Santos al anunciar que la frontera se reabría con ciertas condiciones. “Lo que vamos a hacer es abrir la frontera en forma gradual. Será una apertura transitoria mientras vamos aprendiendo y vamos acoplando las decisiones para que cada paso que demos sea un paso certero, un paso positivo” Más de dos siglos de convivencia ha enseñado a los residentes de esta zona a vivir sin límites y ser interdependientes, de lo cual no saben ni conocen quienes viven en el interior, por tanto será poco lo que hay que aprender sobre intercambio y compartir, a no ser por la nuevas reglas que amarran la libertad de ese fluido trueque; tales como un horario determinado y que solo se puede cruzar en condición de peatón. También el que haya una cédula fronteriza, porque se harán chequeos a los documentos de identidad, lo cual no había antes del cierre, porque el tránsito siempre fue libre hasta las poblaciones cercanas y las fronterizas propiamente dichas.
Por encima de todo lo que debe garantizarse con la reapertura de la frontera es la seguridad para todos los ciudadanos de uno y otro lado, el efectivo control del contrabando de mercancía que beneficia a unos pocos y golpea el comercio formal y la vigilancia efectiva de las trochas, senderos por los cuales pueden colarse los delincuentes; todos estos deben ser serios objetivos para las autoridades, ahora que se reabrieron las compuertas internacionales. Sean bienvenidos los vecinos venezolanos.