Expertas en la práctica de la quiromancia era habitual verlas ataviadas de vaporosos trajes de mucho colorido, collares y pulseras que junto a un maquillaje acentuado le daban un aire de misterio y sensualidad.
Estos estudiantes que Pedro considera virtuosos, aprenden a ejecutar el piano o la organeta, flauta dulce, guitarra, cuatro, instrumentos de percusión elemental y a cantar.
“El alma no puede expresarse ya con palabras enteras, con términos conceptuales lógicos, sino con intuiciones, con balbuceos, con dadas, con muñones de ideas".
Hilda Gélvez, en la parte alta del barrio Gaitán (Cúcuta), lleva 40 de sus 74 años ‘curando’ las dolencias mediante ventosas y masajes con un preparado de tabaco y otras ramas