En los dos años que lleva el gobierno del presidente Gustavo Petro han sido comunes los enfrentamientos del mandatario con los medios de comunicación, pero, a medida que avanza su mandato, el tono de sus insultos se ha hecho cada vez más agrio, al punto de que recientemente llamó a la prensa colombiana periodismo Mossad, en referencia a la organización de inteligencia israelí.

En medio de este clima de confrontación, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y Reporteros sin fronteras, organizaciones defensoras de la libertad de expresión, se encontraron con Petro esta semana para hablar de cómo las estigmatizaciones a la prensa hacen parte de un entorno de violencia que convierte a Colombia en uno de los países más peligrosos de América Latina para ejercer el periodismo.

En una entrevista , el director de la FLIP, Jonathan Bock, habló de la actitud del presidente frente a la prensa y de las más de 300 amenazas contra los periodistas que se han registrado en el país en lo que va corrido del año.

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La FLIP y otras organizaciones se reunieron esta semana con el presidente Gustavo Petro en la Casa de Nariño. ¿Qué conclusiones salieron de este encuentro?  

Fue una reunión que habíamos solicitado para poder hablar directamente con el presidente sobre el incremento de amenazas en contra de periodistas, de algunas ciudades donde la situación es muy crítica y también contarle sobre los cinco casos de periodistas que han sido asesinados en estos últimos dos años.

Fue positivo porque pudimos hablar de esta situación y de este contexto. Por parte del presidente nos expresaron su compromiso con liderar y poder mirar estos casos para que haya una respuesta oportunidad por parte del Estado.

Luego de expresar al presidente esta situación de violencia. ¿Se llegó a algún compromiso

Sobre ese tema hubo un compromiso concreto de parte de Presidencia de crear un canal directo que articule a la Unidad de Protección y a la Policía para los casos de amenazas y las situaciones de riesgo de periodistas. Ese fue el único compromiso de la reunión.

En una de las informaciones divulgadas desde Presidencia, se hablaba de crear un órgano de la sociedad civil que actúe como instancia ética y donde puedan participar todos. ¿Esto fue un acuerdo?

Ese fue un asunto de la conversación que duro más de hora y media, donde se abordaron algunos otros temas que le preocupan al gobierno y que nos preocupan a nosotros en la FLIP y ahí se habló que con plataformas digitales todo está cambiando en la forma de hacer periodismo.

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Es deseable que existan observatorios o que desde la academia se tengan espacios sobre la reflexión del ejercicio periodístico y eso fue en los términos que se habló, pero de ninguna manera hubo un compromiso al respecto ni se ahondó en cómo se debería hacer.

Desde las cifras que presentan de la Fundación hablan de más de 300 agresiones a periodistas durante este 2024. ¿Qué está pasando con los periodistas en Colombia?

Es una situación crítica, donde sobre todo en algunas ciudades es más intenso, como lo que está pasando en Cúcuta, que es preocupante, no solo por el número de periodistas que han sido amenazados, sino porque tampoco hay una reacción institucional, no hay un acompañamiento más claro o unas rutas definidas para los periodistas.

También hay otros departamentos que están en una situación muy peligrosa para el ejercicio periodístico como Arauca, Putumayo, Cauca, Chocó, Caquetá, donde no solo existen amenazas constantes por parte de grupos armados, sino también los mismos periodistas han optado por autocensurarse y dejar de hablar de determinados asuntos y así se silencian temas importantes sobre lo que esta pasado en violencia, corrupción, violaciones a derechos humanos, etc.

En las cifras que presentan desde la FLIP también señalan que, de todas las agresiones, 81 fueron perpetradas por funcionarios públicos

Este fue un punto que le expusimos también al presidente y hablamos de cómo las estigmatizaciones, por supuesto, se terminan configurando como un hecho de violencia y cómo esto afecta al ejercicio periodístico. Y cómo algunas de estas estigmatizaciones vienen de parte de funcionarios públicos, que es un fenómeno que se ha ido incrementando en los últimos tiempos, últimos dos años, particularmente. 

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Aquí también necesitamos no solamente que haya un ejemplo por parte del presidente Gustavo Petro, quien es la máxima autoridad del país y del poder que él tiene, que no solamente sirve para enviar unos mensajes que puedan desincentivar a otros funcionarios, pero que también se hace lo opuesto pues terminan alentando a que otros funcionarios se sientan con el aval de poder deslegitimar el trabajo periodístico y generar todo tipo de calificativos graves en contra de periodistas.

Un ejemplo es el gobernador del Magdalena que en las últimas dos semanas ha estado en sus ruedas de prensa calificando a algunos medios y periodistas del departamento como criminales. Ese peso de las palabras y estigmatizaciones es muy grave y afecta el trabajo de los medios de comunicación.

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Es importante insistir, y así lo expresamos en la reunión, que los funcionarios públicos y el presidente están llamados a tener una mayor tolerancia al ejercicio periodístico, están llamados a acudir a los canales que existen para poder dirimir cualquier diferencia sobre un contenido periodístico. Los funcionarios deben saber que existen unos límites y que esas declaraciones que muchas veces hacen a la ligera no pueden tolerarse.

¿En esta reunión vieron alguna disposición de cambio?

Es importante que desde el gobierno no se perciba a los medios de comunicación o periodistas que están haciendo un mal trabajo, sino que también es importante mirar todos los factores que pueden incidir y que existe un factor de violencia que nos preocupa especialmente y que, a partir de este compromiso del presidente, ojalá y se pueda aliviar la tensión que existió en estos dos años del gobierno del presidente Petro con algunos sectores de los medios de comunicación.

En comparación a países de la región, cómo esta Colombia con respecto a la violencia contra la libertad de prensa

En este momento Colombia, junto con México, son los dos países más letales y peligrosos para el ejercicio periodístico y esta es la principal preocupación: las amenazas y los asesinatos.

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