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Anécdotas y algo más
Hoy nos vemos, terminando Diciembre ante la disyuntiva si pagar la internación o hacer mercado.
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Martes, 23 de Octubre de 2018

Amables Lectores: A raíz de la crisis política y económica de Venezuela vienen a  mi memoria algunas anécdotas. Unas son recientes y otras tienen ya varios años de existencia. Con una migración de más de un millón de venezolanos hacia Colombia una inflación, según expertos del 350.000 por ciento, al mandatario Maduro, la oposición lo llama: “El presidente Yogurt”, pues no obstante al apoyo de las fuerzas armadas venezolanas ya se le ve la fecha  de vencimiento.

En alguna crisis fronteriza, similar a la vivida en estos días con Venezuela, pero sin las torpes declaraciones ni danza de guerra de nuestro embajador Francisco Santos, quien manifestó que Colombia debe renovar la capacidad ofensiva y comprar una nueva flotilla de aviones, más el gasto de casi billón y medio en un escudo antiaéreo, según Francisco Santos como “Disuasión estratégica”. En otras palabras “Brillantes” para “Asustar a Venezuela”. Más amantes de la paz eran los abuelos Norte santandereanos que manifiestan, con gran humor: “No se preocupen con los tanques y cañones venezolanos en la frontera. En Colombia existen personas muy hábiles para regrabar improntas (seriales que identifican un vehículo). En la noche se envía a la frontera un par de estos sujetos y al día siguiente los tanques, cañones y vehículos amanecen colombianos. Colorín, colorado la guerra se ha ganado y se vería correr al ejército venezolano hacia el interior de su país perseguido por tanques y cañones que hasta unas horas antes eran venezolanos.

El presidente Maduro alega para justificar el envió de tropas a la frontera que el gobierno colombiano no las controla y delincuentes como los Rastrojos y otras bandas se mueven a su antojo con negocios de contrabando y narcotráfico. ¿Qué querrá el señor Maduro? ¿Un nuevo muro de Berlín en la extensa frontera Colombo-Venezolana?. Unos años atrás un señor era propietario de unos terrenos en Los Patios, cuando todavía no era municipio. Estaban bellamente sembrados de hortalizas y flores. Un vecino poseía varias cabras, que en solo un par de horas destrozaron el cultivo. El hortalicero demandó al dueño de los animales ante el inspector de policía. Este le dio la razón al dueño de las cabras y le ordenó  al agricultor colocar ya no tres cuerdas de alambre como estaba sino cinco.  A los pocos meses nuevamente los dos individuos ante el inspector. Ya no existían cabras que se habían vendido y cambiado por cerdos, los cuales hozan y por debajo de las cinco cuerdas de alambre, se introdujeron al cultivo y lo destruyeron. 

El inspector favoreció nuevamente al dueño de los cerdos y le exigió al ofendido cercar con siete cuerdas de alambre de púa. Ante esto y en forma muy respetuosa el condenado replicó: “Señor inspector, si mi vecino inicia próximamente una cría de ladillas (Piojos que se ubican en los genitales) ¿Tendré que cargar mis testículos dentro de un pote?. La vigilancia de una frontera no es con murallas, ni ejército, ni potes, sino de colaboración.

Algún Secretario de Hacienda Departamental desempolvó un anaquel de su  secretaría e igual que Colón gritó: “Plata – plata – plata”. Doctor ¿Qué encontró?, le preguntaron sus asesores. “La norma sobre internación de vehículos venezolanos para enviarla al Ministerio de Hacienda”. Hoy nos vemos, terminando Diciembre ante la disyuntiva si pagar la internación o hacer mercado. El ciudadano de éste departamento ante la crisis económica que vive no aguanta más apretones fiscales. Recuerdo que a los bazares a los que asistía de niño, un señor elegantemente vestido, con camisa de manga larga, jugaba con una bolita y cuatro copas metálicas. Su habilidad manual y su jerga verbal con el estribillo ¿Dónde está la bolita?, desorientaba al espectador. Hoy he concluido que esa figura redondita que mueven tapada y con unas habilísimas manos es el ciudadano Colombiano. “Las bolitas somos nosotros”.

Anécdotas y algo más
Por: Alfredo Yáñez Carvajal


Hoy nos vemos, terminando Diciembre ante la disyuntiva si pagar la internación o hacer mercado.

Amables Lectores: A raíz de la crisis política y económica de Venezuela vienen a  mi memoria algunas anécdotas. Unas son recientes y otras tienen ya varios años de existencia. Con una migración de más de un millón de venezolanos hacia Colombia una inflación, según expertos del 350.000 por ciento, al mandatario Maduro, la oposición lo llama: “El presidente Yogurt”, pues no obstante al apoyo de las fuerzas armadas venezolanas ya se le ve la fecha  de vencimiento.

En alguna crisis fronteriza, similar a la vivida en estos días con Venezuela, pero sin las torpes declaraciones ni danza de guerra de nuestro embajador Francisco Santos, quien manifestó que Colombia debe renovar la capacidad ofensiva y comprar una nueva flotilla de aviones, más el gasto de casi billón y medio en un escudo antiaéreo, según Francisco Santos como “Disuasión estratégica”. En otras palabras “Brillantes” para “Asustar a Venezuela”. Más amantes de la paz eran los abuelos Norte santandereanos que manifiestan, con gran humor: “No se preocupen con los tanques y cañones venezolanos en la frontera. En Colombia existen personas muy hábiles para regrabar improntas (seriales que identifican un vehículo). En la noche se envía a la frontera un par de estos sujetos y al día siguiente los tanques, cañones y vehículos amanecen colombianos. Colorín, colorado la guerra se ha ganado y se vería correr al ejército venezolano hacia el interior de su país perseguido por tanques y cañones que hasta unas horas antes eran venezolanos.

El presidente Maduro alega para justificar el envió de tropas a la frontera que el gobierno colombiano no las controla y delincuentes como los Rastrojos y otras bandas se mueven a su antojo con negocios de contrabando y narcotráfico. ¿Qué querrá el señor Maduro? ¿Un nuevo muro de Berlín en la extensa frontera Colombo-Venezolana?. Unos años atrás un señor era propietario de unos terrenos en Los Patios, cuando todavía no era municipio. Estaban bellamente sembrados de hortalizas y flores. Un vecino poseía varias cabras, que en solo un par de horas destrozaron el cultivo. El hortalicero demandó al dueño de los animales ante el inspector de policía. Este le dio la razón al dueño de las cabras y le ordenó  al agricultor colocar ya no tres cuerdas de alambre como estaba sino cinco.  A los pocos meses nuevamente los dos individuos ante el inspector. Ya no existían cabras que se habían vendido y cambiado por cerdos, los cuales hozan y por debajo de las cinco cuerdas de alambre, se introdujeron al cultivo y lo destruyeron. 

El inspector favoreció nuevamente al dueño de los cerdos y le exigió al ofendido cercar con siete cuerdas de alambre de púa. Ante esto y en forma muy respetuosa el condenado replicó: “Señor inspector, si mi vecino inicia próximamente una cría de ladillas (Piojos que se ubican en los genitales) ¿Tendré que cargar mis testículos dentro de un pote?. La vigilancia de una frontera no es con murallas, ni ejército, ni potes, sino de colaboración.

Algún Secretario de Hacienda Departamental desempolvó un anaquel de su  secretaría e igual que Colón gritó: “Plata – plata – plata”. Doctor ¿Qué encontró?, le preguntaron sus asesores. “La norma sobre internación de vehículos venezolanos para enviarla al Ministerio de Hacienda”. Hoy nos vemos, terminando Diciembre ante la disyuntiva si pagar la internación o hacer mercado. El ciudadano de éste departamento ante la crisis económica que vive no aguanta más apretones fiscales. Recuerdo que a los bazares a los que asistía de niño, un señor elegantemente vestido, con camisa de manga larga, jugaba con una bolita y cuatro copas metálicas. Su habilidad manual y su jerga verbal con el estribillo ¿Dónde está la bolita?, desorientaba al espectador. Hoy he concluido que esa figura redondita que mueven tapada y con unas habilísimas manos es el ciudadano Colombiano. “Las bolitas somos nosotros”.

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