Como reacción a la caída de las exportaciones en 8.3 por ciento en el mes de julio y a la desaceleración registrada en el último año como consecuencia de la revalorización del yuan respecto al euro, el dólar, el peso mejicano y el peso colombiano, entre otras divisas, el Banco Central de China optó por devaluar la moneda nacional.

Para sorpresa del mundo, el martes se anunció por parte de las autoridades del país asiático una devaluación del yuan en 1.9 por ciento respecto al dólar, el martes se dio a conocer una segunda caída de su poder adquisitivo de 1.62 por ciento y el jueves se completó con el anunció de una nueva devaluación del 1.1 por ciento.

Esta caída del poder adquisitivo de la divisa de la segunda economía mundial en 4.6 por ciento en solo 3 días, generó pánico en los mercados mundiales en donde la depreciación del yuan alcanzó el 4.8 por ciento y su cotización llegó a 6.44 por dólar, el nivel más bajo en 4 años.

El Dow Jones, por ejemplo, cayó 200 puntos, la cotización del crudo bajó 3.7 por ciento y el precio del oro subió.

A través de las pantallas de televisión se podían observar las caras de incertidumbre de los traders de las diferentes firmas comisionistas de bolsa al contemplar los resultados en los tableros.

Pese a la aclaración de las directivas del Banco Central chino el pasado jueves, de que se daba por concluido el ajuste, el temor de una guerra global de divisas aún persiste.

La inquietud ahora es sobre la reacción de Estados Unidos y la Unión Europea, pues ante cualquier inestabilidad cambiaria los más afectados serán los países emergentes, teniendo en cuanta que los precios de las materias primas caerán considerablemente. China es el principal comprador.

Lo que si queda claro es que la devaluación de sus monedas les permite a los países ser más competitivos, especialmente en las regiones fronterizas. Un ejemplo de estos beneficios se está dando en Ipiales donde, según EL TIEMPO (14-08-2015), cada fin de semana llegan tras larga espera para cruzar el puente de Rumichaca, unos 4.000 carros con placas de Ecuador y 16.000 ciudadanos del vecino país atraídos por los bajos precios de electrodomésticos, ropa, calzado, llantas y productos de primera necesidad. Ipiales, con 120.000 habitantes y una población flotante de 60.000 personas dedicadas al comercio, se ha convertido en el principal centro de abastecimiento de los ecuatorianos.

Esto nos hace recordar aquellos fines de semana en Cúcuta cuando el bolívar se cotizaba a $17.35 y los fines de semana eran esperados, no solo por cucuteños sino por ciudadanos del interior del país, para ver el desfile de carros grandes y de lujo, como los Mustang, Montecarlo, Maverick, Mercedes Benz, Crysle, Impala y Mercury, entre otros. En Colombia estaban entonces de moda los Renault – 4. Veinticinco abriles….¿Cuándo volverán?