Esta semana Francia se ha visto convulsionada por las protestas callejeras que movilizan a los ciudadanos en contra del proyecto de reforma al sistema pensional que impulsa el presidente Emmanuel Macron. Los franceses no están de acuerdo con el aumento en la edad a los 64 años y la exigencia de cotizar durante 43 años para poder cobrar la pensión. La propuesta es impopular así lo comprueban las encuestas y las movilizaciones callejeras.
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Entre tanto en Colombia se ha planteado una reforma al sistema pensional que actualmente es mixto: lo componen Colpensiones, la entidad del Estado que administra el régimen de prima media y los fondos privados de pensión y cada colombiano elige a cual hace sus aportes. Para pensionarse se requieren 1.300 semanas de cotización y la edad de 57 años para mujeres y 62 para los hombres. El sistema de pilares que propone la administración Petro empezará a discutirse tan pronto sea presentado el proyecto de reforma en el parlamento. Además, plantea que los capitales ahorrados por los trabajadores sean utilizaos para obras de infraestructura.
Nada se ha dicho de aumentar la edad a la cual se adquiere el derecho a la pensión. Por eso no son tan aguerridas las protestas y los reparos a esta reforma, que de todas formas debe garantizar el pago de la mesada pensional a quienes ya adquirieron ese derecho y a la generación que hoy está aportando al sistema pensional vigente con el propósito de un día disponer de esos dineros.
Se está planteando desde el mismo gobierno que la discusión de las reformas que pronto presentará para las respectivas discusiones en el Congreso de la República se trasladen a la plaza pública, a la calle. En su más reciente mensaje utilizando un tuit el presidente Petro dice: “La juventud no nació en Colombia para ser encarcelada o morir en una trocha, sino que nació para el estudio, el arte y la libertad. Porque la sociedad debe discutir las reformas los invito a acompañarme en la plaza pública este 14 de febrero y 1 de mayo” Se interpreta que la discusión y la defensa de sus reformas pasan por la participación ciudadana. Esta es una proposición populista, porque la discusión se surte de manera habitual en el Congreso y allí tiene las mayorías aseguradas con su Pacto y los partidos políticos tradicionales, de tal forma que está gobernando con los de siempre que le aprobarán los cambios que desea hacer en la salud, las pensiones y el régimen laboral.
Eso da tiempo de espera. Mientras tanto en el Foro Económico Mundial, se refuerzan los anuncios que se conocen desde la campaña presidencial: no habrá nueva contratación para exploración y explotación de gas y petróleo y todo el dinero que dejará de generarse por este concepto será suplido por los turistas que acudirán por millones a visitarnos. Llama mucho la atención el campanazo del profesor Moisés Wasserman quien también vía tuiter fija su posición al respecto y nos advierte cómo operara este cambio: “Para reemplazar la industria de hidrocarburos por turismo, en este momento, habrá que alojarlos en carpas porque producir cemento y acero para hoteles requiere muchísimo carbón y que vengan en veleros. Ni se le ocurra en avión, tampoco esperen que los recoja un taxi”.
Seguimos dando tumbos.
jorgepabonl@yahoo.com
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