El jueves 7 de octubre de 2021 el presidente de la república Iván Duque pronunciaba un discurso en el teatro Zulima de Cúcuta para instalar el Encuentro XVI de la Jurisdicción Constitucional. Con tal alocución clausuraba la triple conmemoración de un bicentenario: del Congreso reunido en Villa del Rosario, de la expedición de la Constitución de Colombia y de la creación de la República de Colombia. Por cierto que, en dicho Encuentro, los dignatarios de las altas cortes firmaron un documento en donde se comprometían a mantener la independencia judicial. Ello más bien suena a burla ya que de todos es conocido que los fallos que están dictando son dependientes de una línea política, la llamada progresista o de izquierda.
Desde hacía tres años se estaba preparando este bicentenario en rememoración de hechos tan transcendentales, tanto como la batalla de Boyacá. Sin embargo, no todo salió como debía ser. Por ejemplo, pese a que el doctor Armando Martínez Garnica, el historiador del momento más versado sobre el tema, nombrado director del Congreso de Historia Conmemorativo del Bicentenario, insistió en sus múltiples conferencias que todo transcurrió en la Villa de Nuestra Señora del Rosario, no hubo cómo la gente aprendiera y corrigiera que no se dijera Congreso de Cúcuta y Constitución de Cúcuta. El presidente Duque es uno de los que sigue confundiendo para este efecto a Cúcuta con Villa del Rosario. Lo que indica que pocos leen historia. En la misma onda va el cuento de la Gran Colombia. Martínez afirma que eso lo inventaron los venezolanos. Nunca existió la república de la Gran Colombia. Sí, la república de Colombia, nacida del genio del Libertador Simón Bolívar.
No concurrieron los mandatarios de Ecuador y Panamá, que obligadamente debían asistir. Mandaron delegados. Venezuela es caso aparte porque el régimen de Nicolás Maduro no es reconocido como legítimo por Colombia, que reconoce a Juan Guaidó, mas este es un presidente de caricatura. Vino en su representación desde Bogotá el exdiputado a la Asamblea Nacional de Venezuela Julio Borges. O sea que ninguna importancia les dieron a las fechas magnas y gloriosas los gobernantes bolivarianos. Y véase que ninguno de otras naciones.
Aquel 6 de mayo de 1821, luego de prestar juramento de cumplir con su misión, todos los diputados se dirigieron a la iglesia parroquial de Villa del Rosario para asistir a una misa en honor al Espíritu Santo, que los había de iluminar en sus debates. Lo correcto hubiera sido repetir esa ceremonia. En cierta forma se estuviera honrando así a los próceres de esas jornadas, entre los cuales había trece sacerdotes y un obispo. Quiérase o no, el pueblo colombiano sigue profesando en su gran mayoría el catolicismo. Pero lo cierto es que hoy la masonería domina todos los órganos del poder público, de ahí que estuviera espantado de los actos cualquier signo religioso o que pudiera asomar la nariz por allí un eclesiástico.
(Continuará)
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