El 10 de octubre de cada año se celebra el día internacional de la salud mental. Esta es una propuesta que intenta promulgar que, para tener una buena salud, no solo es necesario estar libres de enfermedades físicas sino también de enfermedades mentales, pero sobre todo, que cualquier persona pueda acceder al servicio de psicología y psiquiatría de manera pronta y gratuita, como un derecho universal.

Esta práctica es muy reciente, pues apenas data de 1992, lo que nos hace pensar que hasta ese año se venía presionando socialmente sobre la necesidad de romper muchos prejuicios que afectaban a las personas con enfermedades mentales y, llamémoslo de esta manera, también emocionales.

A través de la historia han venido ocurriendo algunos cambios que podrían ser considerados positivos por la mayoría de las personas, y que, comprometen el bienestar mental, por ejemplo, ya no se llevan a la hoguera a los pacientes con trastorno bipolar, esquizofrenia o cualquier otro tipo de psicosis bajo la acusación de que están embrujados o endemoniados. Otra modificación de gran importancia es que desde 1990 la homosexualidad dejó de ser un diagnóstico psiquiátrico, para pasar a ser una variante sexual.

Desde el punto de vista laboral, la salud mental también ha venido ganando terreno. Ahora es respetado un diagnóstico de depresión, ansiedad, estrés agudo, etc., que llevan a una incapacidad, porque se hace necesario separar a la persona de la situación que está generando la enfermedad, y aun cuando los patrones se incomoden, deben acatar la norma. Pero esto no es algo propio de Colombia, ya se han hecho las proyecciones de que la depresión, está ahora, y seguirá estando en un futuro cercano, dentro de las primeras cinco causas de ausentismo laboral en el mundo, y lo que es peor, su principal complicación que es el suicidio, parece aumentar cada año.

Hoy en día podemos encontrarnos en la calle con un gran número de personas con déficit mental, ya no los dejan escondidos en casa, como solía ocurrir apenas unas décadas atrás, no, ahora incluso existen establecimientos que les contratan para ejecutar labores que estén a su alcance, como servir café o vigilar un establecimiento, todo esto con remuneración económica, algo que se ha podido lograr gracias a la promoción de la igualdad entre nosotros, los seres humanos y, la necesidad de integrarles y respetarles como ciudadanos.

De manera que todo este esfuerzo de publicitar el derecho a la salud mental, de evitar la discriminación y el rechazo, aunque marche de a poquito, está dando sus frutos. Los entes gubernamentales a nivel nacional y regional también colocan su granito de arena, intentan establecer lugares donde se pueda atenderse a los pacientes que consumen tóxicos (conducta que está clasificada como una enfermedad mental), se dan charlas en los colegios para evitar el alcoholismo, se crean líneas de atención a personas con riesgo suicida, en fin, se atiende de manera preventiva a un grupo de adolescentes y adultos que antes no contaban con esta alternativa.

El acceso a medicamentos eficaces y con pocos efectos secundarios para todas las personas que sufren de estas patologías es una meta que se debe alcanzar, ya que, cualquiera con una enfermedad mental puede beneficiarse enormemente de estos tratamientos, hasta el punto que muchos logran trabajar, estudiar y llevar una vida prácticamente normal, lo que les permite desempeñarse muy bien en sus labores o profesiones, para contribuir con el desarrollo del país, y no ser mirados con temor o lástima, algo que todos los años intentamos recordar que se puede lograr, desde aquel 10 de octubre de 1992.

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion