La medición de la pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas es clave para la evaluación de los bienes y servicios requeridos (viviendas inadecuadas, hacinamiento crítico, servicios públicos inadecuados, alta dependencia económica y con niños en edad escolar que no asisten a la escuela), además facilita criterios para identificar algunas situaciones importantes de carencia en la perspectiva de la política pública, y sobre todo, garantizar derechos, potenciar capacidades y otear un núcleo clave de privaciones, que para un ejercicio que realicé, reveló la persistencia de la pobreza desde un enfoque espacial para el departamento Norte de Santander y Santander, haciendo uso del índice de Moran Global, Local y Bivariante; este índice permitió identificar un patrón espacial para los municipios de estos Departamentos.
Desde el análisis Moran Univariante para cada censo (1985,1993, 2005 y 2018) según NBI, se repiten municipios con problemas de pobreza en el tiempo, independientemente que el número de municipios de Santander es superior al de Norte de Santander, los que conforman el Catatumbo concentran gran parte del patrón espacial asociado a las proximidades entre municipios pobres. Llama la atención que solo para el primer año de análisis la capital de Norte de Santander se ubicó en una posición de prosperidad, mientras que la capital santandereana siempre permaneció en ese lugar. Cuando se aplica el Moran Local, en la posición de mayores privaciones y condiciones de pobreza prevalecen los municipios de Norte de Santander, especialmente los ubicados en la zona del Catatumbo, repitiendo (2 y 3 veces) dicha posición para cada periodo de los censos. En la situación más prospera nunca estuvo un municipio de Norte de Santander.
En el análisis de Moran Bivariante 1993-2005, teniendo en cuenta la proporción de municipios, el 22% del departamento de Santander están en la posición trampa de pobreza, mientras que el 47% de los municipios de Norte de Santander hace parte de esta posición, en su gran mayoría municipios de la región del Catatumbo. Lo anterior contrasta con el cuadrante prosperidad, donde el 41% de los municipios de Santander están ubicados en este espacio, mientras que por el lado de los municipios de Norte de Santander su proporción es del 15%, y donde su capital no se encuentra en esta posición, a diferencia de la capital santandereana. Para el análisis 2005-2018, en trampas de pobreza hubo mejorías para el departamento de Santander, pues el peso de los municipios que están en esta posición disminuyó, ahora solo significan el 15%, caso contrario ocurrió con los municipios de Norte de Santander que aumentaron del 41% a 52% como peso del total del Departamento.
Se podría hacer un inventario de las razones de esta persistencia de la pobreza en el tiempo en esta parte de la región, deficiencia de infraestructura, economías sumergidas, conflicto armado, cultivos de coca, legitimidades diferenciadas del Estado, entre otras, pero también el decálogo de promesas rotas, implementación de los acuerdos (PDET), y ahora esperanzados en la “paz total”. Hay dos perspectivas desde el enfoque del desarrollo regional, las políticas ciegas (Banco Mundial, 2009) o las Place-Based Policies, (Banco Mundial, 2021). Es imperativo un criterio de equidad espacial, donde no solo prevalezca el análisis costo- beneficio de la inversión pública y sus efectos indirectos, sino la participación de visiones del territorio que se intercepten y amplíen las “coordenadas” del de desarrollo territorial. La paz además de silenciar los fusiles, debe garantizar derechos en todo el sentido, debe ser productiva, competitiva y segura. Para que el espacio donde se vive no sea una condena, sino un recreador de la vida y prosperidad.
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