Estudios realizados a nivel mundial revelan que entre más formal más compleja y diversificada es una economía, menor es la proporción de las actividades de economía sumergida en la producción total de los países y sus territorios, esto se potencia con instituciones inclusivas que fomenten el desarrollo.
Existe un esquema creado por Edgar Feige que permite identificar y clasificar el conjunto de actividades de economía sumergida asi: primero, como actividades subterráneas (o ilegales) un ejemplo es el contrabando, el narcotráfico, el lavado de activos, la trata de personas y la explotación sexual. Segundo, se encuentran las economías no declaradas que se definen como aquellas que incumplen normas o que violan la ley con el objetivo de eludir o evadir impuestos. Tercero, se encuentran las actividades no declaradas donde las empresas llevan subregistros o dobles procesos de contabilidad con diversos fines. Y cuarto, están las economías informales como la venta ambulante, el mototaxismo, o, las actividades que incumplen las normas sobre el uso y la explotación de la tierra asi como otras actividades donde no se realizan los pagos de seguridad social a los trabajadores.
Esta clasificación de Feige permite comprender que existe una compleja interacción y solapamiento entre las actividades de economía sumergida que cabe decir no es un esquema determinístico No obstante, las actividades de economía sumergida florecen en contextos donde hay un déficit histórico de la presencia del Estado y de los mercados. En este escenario surge un capital social precario y en muchos casos resiliente en los territorios, pese a la consolidación de un ambiente favorable para las mafias que se alimentan del crimen y la corrupción.
El esquema de Feige es simple no completo, provisional y muy útil para tomar decisiones de política pública territorial. Voy a enfocarme en una población, es decir, en los grupos de personas y hogares que se dedican a este tipo de actividades en forma de subsistencia en contextos donde la ausencia y la debilidad del Estado es evidente y el desarrollo de los mercados formales es inexistente o escaso. Adicionalmente, existe presencia de actores armados que controlan una proporción considerable y estratégica del territorio con la consabida imposición de un orden paralelo al status quo; la ñapa es la confluencia de grupos de poder con sus redes clientelares que se disputan el Estado y los mercados no para que sean más eficientes y generadores de valor, sino para el logro de capturas de rentas y para acrecentar sus cuotas de poder.
En este contexto macondiano hay razones para ser optimistas dado que en éstos puede surgir una sociedad civil resiliente, empoderada e innovadora que contribuya a generar políticas de desarrollo local y de transformación productiva donde se combinen: proyectos de escala con microproyectos comunitarios y familiares e integrados a los mercados. Lo cual requiere la eliminación del déficit en infraestructura física y tecnológica.
Lo propio ocurre al implementar políticas sociales enfocadas en hogares pobres y en condición de vulnerabilidad, aquí el acceso y la permanencia de la población dentro de un sistema educativo pertinente y de calidad es fundamental.
Luego, las soluciones que apunten a enfrentar las estructuras de la economía sumergida requieren un cambio de enfoque y de liderazgos, dado que estas no ocurren en el vacío. En consecuencia, crear instituciones inclusivas que modifiquen integralmente la forma cómo se financia y orienta sus inversiones tanto el Estado como el sector privado es la base del desarrollo territorial, mientras que el uso de la política tradicional de presencia militar y policiva sin instituciones locales que impartan justicia y seguridad, o, la persistencia de un desempeño institucional precario y erosionado por la corrupción y el crimen agudizan los problemas y obstruyen la generación de oportunidades sociales a la población en seguridad alimentaria, en salud, educación, vivienda y en saneamiento básico, como ocurre en lugares como el Sur de Bolívar, Cauca, Putumayo, Chocó, La Guajira y el Catatumbo en Norte de Santander.
*Docente e investigador de la Universidad Libre (Seccional Cúcuta). Twitter: @jramiz17
Email: jramirez7801@gmail.com