El confinamiento a causa de la pandemia ha puesto en evidencia las diferencias que existen en el sistema educativo al comparar la educación privada con la pública, mucho de lo cual se conocía de antemano. Pero ahora cuando fue preciso acudir a la tecnología de las comunicaciones para realizar la enseñanza remota quedó al desnudo que ni los colegios oficiales, ni sus alumnos cuentan en gran medida con estos recursos, lo cual ha dificultado mucho los avances que deben darse para mantener vivo el año escolar.
Por tanto ante estas dificultades podría pensarse en la necesidad de la enseñanza presencial para no perder el año. Pero esto, al menos en la educación primaria y bachillerato se ha convertido en un galimatías porque todos los que tienen participación en este vital asunto aportan su propio punto de vista y además creen tener la razón.
El ministerio de educación ha propuesto un retorno gradual y progresivo a las aulas mediante un mecanismo de alternancia bajo el liderazgo de las autoridades territoriales de salud y educación en escuelas y colegios a partir de agosto, siguiendo los protocolos de bioseguridad que protejan a toda la comunidad educativa. La federación de educadores –Fecode- se ha opuesto de manera tajante a esta medida aduciendo que las condiciones locativas no están dadas para garantizar la seguridad de los estudiantes porque carecen de espacio, baterías sanitarias y no se dispone de los recursos financieros para implementarlos. Alegan también que no se les ha consultado para la elaboración de los planes de retorno a clases. Los colegios privados están agrupados en varias asociaciones y algunos se manifestaron sobre el tema, es así como Andercop ha optado continuar con la instrucción desde casa a través de medios virtuales. Otros como los colegios bilingües y los colegios internacionales, asumen la posición de volver al colegio aplicando los protocolos que sean exigidos.
Algunos padres de familia tienen temores y no están dispuestos a correr riesgos, por tanto no enviarán sus hijos a los centros educativos, aunque otros están de acuerdo con el retorno a las aulas propuesto por el gobierno. Hasta ahora no se les ha preguntado a los alumnos que quieren. De forma independiente la Asociación Colombiana de Pediatría cree que no es el momento para la toma de decisiones como retornar al colegio en pleno ascenso de casos.
Lo más importante aquí es encontrar una fórmula para continuar el año escolar y que los objetivos formativos sean cubiertos de manera satisfactoria, pero al mismo tiempo se debe garantizar que los niños no se contagien con el coronavirus y que ellos a su vez se conviertan en trasmisores de la enfermedad en sus hogares.
Esta es una época difícil y de nuevos retos y la educación no escapa a esto. Ante posiciones tan diversas se impone una concertación con la participación de todos los interesados, incluidos los mismos estudiantes. De no haber un acuerdo general cada colegio de manera independiente en el sector privado, los que deseen podrán volver a las clases presenciales tomando las medidas de prevención apropiadas garantizando un escenario seguro para el personal administrativo, docentes y educandos, contando con el visto bueno de los padres de familia y las autoridades, con el objeto de avanzar al próximo año sin que hayan vacíos en las competencias que deben alcanzarse en cada curso. En el sector público se debe avanzar en lograr mejorar las condiciones que aseguren el bienestar de los niños y sus estudiantes, antes de recomenzar las clases en el recinto de cada colegio y escuela.
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