El ser humano a través de su historia siempre ha querido narrar, contar y expresar los hechos vividos, sus reflexiones e interpretaciones de su entorno. Esta particularidad que tenemos como especie nos hace únicos, pues además de las capacidades cognitivas y de interpretación, nos permite de una u otra manera a lo largo de la historia, transmitir el conocimiento a los demás o conservarlo para sí mismos, pero ¿cómo hacerlo a largo plazo? Pues el resultado de esto fueron los libros. 

Ahora bien, el libro como tal también tiene su propia historia. Para hablar de la historia del libro hay que tener en cuenta cómo se define un libro, ya que actualmente no existe un acuerdo común en cuanto a las limitaciones y metodologías, así como en los objetivos y las disciplinas que intervienen en el estudio de estos. 

Tal como definió para fines estadísticos la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida como la Unesco, un libro debe cumplir con las siguientes características: Debe ser una publicación impresa no periódica; tener, como mínimo, 49 páginas y debe estar editada en el país y puesta a disposición del público. 

El origen y evolución del libro en la antigüedad continúa en Egipto, donde se cree que se comenzó a utilizar la tinta por primera vez, así como el soporte de papiro, el cual comparte unas características muy similares con el papel y era obtenido de una planta acuática que crecía a orillas del río Nilo. 

El siguiente lugar donde debemos fijarnos es en Grecia. En esta región se empezó a utilizar el papiro hacia el siglo VII a.C.  Las constantes relaciones comerciales entre Egipto y Roma dieron paso, por otro lado, a que el pergamino también se extendiera en esta zona. Ahora bien, el pergamino fue cayendo poco a poco en desuso, hasta que desapareció por completo. A finales del siglo V d.C. este fue sustituido por el códice de pergamino en el cual se podía escribir por las dos caras. Pero su fuerza como tal se dio en la Edad Media, antes de que fuera inventada la imprenta en 1440 por Johannes Gutenberg, fecha en la cual hubo una expansión descontrolada por Europa en lo referente a la impresión de los libros. 

Durante la Edad Media, no obstante, se comenzaron a escribir una gran cantidad de textos. La iglesia fue la institución que se ocupó de transmitir y de conservar la cultura según la doctrina de la fe. Se crearon monasterios donde se promovía la lectura, la copia y la conservación de manuscritos. De hecho, la producción de los códices en los monasterios era realizados a gran escala en unas salas específicas para ello que recibían el nombre de “scriptorium”, en latín.  

El libro tiene su propio día de conmemoración, el 23 de abril. Esta fecha fue establecida por la Unesco en 1995 en conmemoración de la muerte de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, pilares de la literatura universal. Los tres fallecieron en 1616. 

Por ello los libros serán nuestra eterna compañía, a pesar de las distintas técnicas o tecnologías actuales, jamás un buen libro dejará de ser un excelente consejero. Este año la Fiesta del Libro de Cúcuta tiene como eje central en su desarrollo el tema: “Voces híbridas: La migración y el mundo digital”, un espacio de reflexión sobre los cambios y transformaciones en el mundo cultural y literario. Del 5 al 10 de septiembre de 2022 se llevarán a cabo más de 350 eventos gratuitos, entre charlas, talleres, conferencias, presentaciones de libros, música y arte, algunos de ellos, liderados por fundaciones e instituciones públicas y privadas como la Secretaría de Cultura y Turismo de Cúcuta, la Academia de Historia de Norte de Santander y la Universidad Simón Bolívar. Allí nos veremos con diferentes trabajos que presentaremos en ética, moral, historia e inteligencia artificial: ¡A leer y disfrutar!

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