En la pandemia hemos visto como se trabajan modelos matemáticos para proyectar el desarrollo de la expansión del virus, y del efecto que sobre éste pudieran tener medidas de adaptación para poder seguir operando la economía. Pues bien, muchos modelos trabajan con lo que llaman el peor escenario, el impacto más alto que un evento natural o producido por el hombre pudiera tener sobre la población o la infraestructura.

En el momento político que vivimos, con unas Cortes totalmente sesgadas hacia la izquierda, izquierda que agrupa una variada cohorte de socialistas históricos expertos en todas las formas de lucha, socialistas de coctel, quintacolumnistas o simplemente egos incontenibles de figuración que quieren capturar el estado, el peor escenario para nuestra muy limitada democracia es que las Cortes, decidan eliminar judicialmente los candidatos de la “derecha”, según su definición, como ya están intentando hacer con el mayor elector de Colombia, Álvaro Uribe.

Los modelos proyectan los peores escenarios con miras a diseñar una estrategia que impida, o al menos disminuya de manera esencial, los efectos demoledores del peor escenario.

Una justicia sesgada es el camino cierto a la condición de estado fallido de un país. Y se ha visto que ese contubernio de las Cortes con los partidos de izquierda en el Congreso ha impedido reorientar el sistema judicial hacia un actuar democrático y neutral, vía medidas institucionales, por lo que solo dejan pie a medidas no institucionales. Pero para el “equipo filosocialista”, hinchados de poder y de vanidad, aprendidas del gobierno Nobel, no existe nada que los haga cambiar. Solo les queda, en su vanidad, profundizar la “jurisprudencia” del estado social-ista de hecho.

Otra prueba de esa soberbia zurda se está viendo en Medellín, donde el alcalde hizo una “toma agresiva” de los directorios de Empresas Públicas de Medellín y Ruta N. La empresa pública colombiana de servicios públicos que se utiliza mostrar que el estado si puede ser buen empresario, entró por arte de un joven rapaz a ser parte del juego político que muy seguramente, de durar, convertirá a EPM en una más de esas empresas públicas quebradas, con pésimos servicios y todos los males conocidos. Se pasaron por la faja los códigos de buen gobierno, e impusieron, como en el plebiscito Santos, el modelo de gobierno que hace lo que le da la gana.

Los estudios de política exterior concluyen que China hasta Xi Jin Ping, había mantenido la vieja filosofía civilizacional de ir despacio y nunca al choque, que hasta hoy les había dado tan buenos resultados, que Xi cambió por la actitud de matón de barrio más propio de los osos rusos, y no del sabio dragón, lo que ha hecho que hoy deje de ser el socio que todos quieren, a convertirse en el enemigo camuflado que hay que enfrentar. La izquierda en Colombia adoptó la estrategia Xi y quiere llevar el país a su límite de resistencia, lo que debería obligar al ejecutivo a enfrentar con decisión ese reto. Las actitudes centristas solo trabajan a favor de los enemigos de la democracia.

Un viejo primer ministro inglés dijo que la peor forma de saltar un abismo era hacerlo en dos pasos. Ante el abismo político que hoy se abre en Colombia, las medidas conciliadoras, aquí llamadas de centro, son como saltar ese abismo en dos pasos. Hay que leer bien lo que está pasando, porque para donde vamos, no tiene camino de regreso.

Noticula: Lo sucedido en Medellín con el alcalde Daniel Quintero, adelantó las elecciones de 2022, con unas primarias en 2021 consistentes en el aluvión de revocatorias de alcaldes, empezando por los de Medellín y Bogotá. En enero de 2021, cuando esos alcaldes concluyan su primer año de gobierno, ya será posible iniciar esos procesos, qué a no dudarlo, al menos en Medellín ya se están organizando para recoger firmas. ¿Esa será la nueva normalidad?