El pasado 30 de abril el mundo fue sorprendido con la noticia del levantamiento cívico militar liderado por Juan Guaidó con la participación de militares, empleados públicos y civiles, entre los que se destacaba la presencia de Leopoldo López. El insistente llamado del presidente interino a participar en las marchas hizo pensar a muchos en un desenlace en función de horas. Lo que se consideraba como la cumbre de la “Operación Libertad” recibió el inmediato respaldo de los venezolanos exiliados en diferentes partes del mundo.

La incertidumbre crecía ante la no aparición de Nicolás Maduro, lo que llevó a especular sobre un posible acuerdo entre altos funcionarios de Estados Unidos y Venezuela, con miras a una salida diplomática. Pero a las nueve de la noche hizo su aparición Maduro con su acostumbrado discurso, para calificar de simulacro de golpe de Estado la “Operación Libertad”. Para ratificar el apoyo de los altos mandos militares, el miércoles el mandatario venezolano encabezó una marcha pacífica por Caracas en compañía de 4.500 miembros del ejército venezolano y el ministro de defensa, Vladimir Padrino. Sin embargo, al día siguiente llevó a cabo un sorpresivo cambio de mando en la cúpula del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional-SEBIN. 

Estados Unidos no cesa de lamentar la frustración del plan por la intervención rusa, china y cubana. Otra versión indica que no se logró lo esperado porque el presidente encargado se adelantó. Y habrá quienes consideren que no ha debido realizarse un martes, por aquello de que ni te cases ni te embarques.

Casi siempre después de cada enfrentamiento en las calles del vecino país, vienen las reacciones de la cancillería colombiana, las reuniones del Grupo de Lima y de la OEA. Esto ha llevado a que muchos observadores consideren que se ha llegado a un empate técnico, en el que ninguna de las partes  logra derrotar a la otra.     

Sin embargo, las opciones de acercamiento siguen, pues para la próxima semana está prevista una discusión sobre la delicada situación de Venezuela, entre el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo y su homólogo ruso Serguéi Lavrov, en la reunión del Consejo Ártico en Finlandia.