El sábado pasado, Hamas, una organización islamista político-militar que hoy gobierna el Estado Palestino, realizo un ataque misilístico y con unidades milicianas de corte terrorista sobre Israel. La calidad terrorista surge de atacar indiscriminadamente civiles o militares irrespetando el derecho internacional que los radicales usan como detente de sus enemigos, pues no creen en él, con el apoyo abierto de estados autocráticos u organismos multilaterales u ONG occidentales con agenda hacia el radicalismo. Causa pesar ver al movimiento feminista y LGBTI+ apoyando fervientemente a una izquierda que avala gobiernos autocráticos o confesionales que consideran inferior a las mujeres y condenan como delito el homosexualismo. Son parte de esa corriente occidental vergonzante de formar parte de la sociedad más avanzada que ha tenido la humanidad, la Occidental, con sus componentes de democracia liberal y economía de mercado que Hamas, Hezbolá, la Guardia Revolucionaria Islámica Iraní y otros similares, odian.
Vivimos una época donde quintacolumnistas en Occidente defienden modelos de sociedad fracasados en la historia como el socialismo, y paradójicamente, mirar al pasado lo llaman progresismo, llegando al extremo de pasar de agache ante la creación del Estado Islámico (DAESH), un modelo del siglo X, todo por unirse con cualquiera que vaya contra Occidente. Y eso es lo que pasa en el conflicto árabe-israelí, donde se convive con un modelo árabe-islámico radical que solo acepta la desaparición física de Israel. En la Segunda Guerra Mundial, el gran muftí de Jerusalén felicitó a Hitler por su exterminio judío; para el radical todo vale para eliminar a su enemigo. Eso trata de hacer hoy Putin con Ucrania, desparecerlo como etnia y cultura histórica, que eso son también los judíos. Otros radicales como Gustavo Petro, iletrados expertos en tergiversar de manera vulgar la historia y de hacer maniqueísmo, colocan a los palestinos como víctimas de un invasor.
Algo de historia no “dirigida” ayuda a entender. La tierra base del conflicto estuvo habitada desde la edad de bronce (cuarto milenio antes de la era común), por tribus nómadas que se sedentarizaron en la media luna fértil. Unas de ellas se agruparon bajo la denominación de Israel y ocuparon parte de la tierra que hoy es Oriente Medio, creando un reino con capital en Jerusalén que llamaron Judea pero que culturalmente era su raíz, Eretz Israel, la Tierra de Israel, que tuvo ese nombre hasta la llegada del Imperio Romano en el siglo I a.C. La rebelión judía contra el invasor impulsó una persecución sistemática contra ellos (incluyendo a los cristianos, considerados una secta judía) que culminó con la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén en el año 70 de la era cristiana, el suicidio masivo en el reducto de última resistencia de Masada en el siglo II d.C. y el inicio de la diáspora, la inmigración judía por el mundo al perder su Eretz Israel.
Los judíos siempre soñaron volver a su patria y lo lograron en 1948 por decisión de Naciones Unidas después del holocausto nazi, en lo que entonces era un protectorado franco-británico. La pequeña franja de tierra fue amenazada al nacer por sus vecinos árabes, que como los antiguos romanos buscaban su desaparición, encabezados por el nacionalista-socialista egipcio Gamal Abdel Nasser que perdió toda guerra que impulsó contra Israel y quien, vergonzosamente, debió buscar la ayuda de Naciones Unidas para detener al ejército israelí cuando iba camino a El Cairo.
El Estado de Israel se montó como una democracia occidental con grandes fuerzas de defensa y rápidamente alcanzó buenas cotas de desarrollo haciendo ver a sus vecinos árabes como sociedades atrasadas, las cuales ante su incapacidad militar debieron recurrir al terrorismo para buscar su objetivo de exterminar a los judíos. Israel y estados árabes sunitas como Egipto y Arabia Sunita han avanzado en negociaciones (suspendidas por el ataque terrorista), no así el chiismo iraní, hoy el más radicalizado y adonde puede extenderse la guerra. Israel prevalecerá; está del lado correcto de la historia.
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