El tema de la movilidad en todo el país, permite realizar muchos comentarios dirigidos hacia cualquiera de sus actores, en el entendido que la pirámide de prioridad estableció en orden de importancia, el peatón, ciclista, el transporte público, vehículos de carga y por último el vehículo particular.
Todos los ciudadanos opinan con o sin razón, sobre lo que a su juicio constituye una irregularidad, motivo por el cual voy a referirme a un corto video que circula en la redes, en el cual se observa un ciclista colgado en la parte trasera de una buseta con número interno 742 de la empresa Transguasimales.
Seguramente para el imprudente ciclista, su actuar les eleva el autoestima, pero lo que no se puede asegurar, es que la travesura termine con un final feliz y por el contrario, las posibilidades de ser atropellado o impactado por otro automotor son bastante altas, motivo por el cual además de ser un suicida en potencia, es un verdadero estúpido.
Según el Diccionario de la Lengua Española, la palabra “estupidez” significa: “Torpeza notable en comprender las cosas”, y la verdad, son muchos los casos en los cuales el conductor del automotor, queda enredado en un delicado proceso legal, puesto que basta con frenar bruscamente y en ese instante el alegre ciclista, se convierte en una víctima de su propia conducta.
Lamentable que lo comentado ocurrió sobre una vía arteria que conduce a la pujante ciudadela de Atalaya y son cientos los conductores que en lugar de acusar la situación, prefirieron grabar con sus celulares, lo relatado. Sorprende además que en el trayecto no había presencia de la autoridad, aunque poco hubiesen hecho y qué decir de los compañeros de trabajo del busetero, que fueron testigos de la peligrosa situación aunque tampoco advirtieron la posibilidad de accidente.
Considero que es imposible obtener descuentos en el SOAT, toda vez que no se perciben actitudes responsables por parte de todos los actores de la movilidad y aún menos cuando existen cientos de estúpidos que de seguro, son expertos mintiendo en caso de ser interrogados (en caso de salir con vida) y deciden culpar a la primera persona que se les ocurre.
Lo anterior, significa que las estadísticas de la accidentalidad seguirán en aumento, porque así no las divulgue la administración municipal, los datos pueden ser encontrados en lo que publica la Agencia Nacional de Seguridad Vial, cuyos objetivos y participación es muy pobre frente al importante presupuesto que manejan, aspecto que debe tener un riguroso seguimiento.
La verdad, considero a los progenitores del arriesgado ciclista, que no entiende las consecuencias de un accidente, con alta probabilidad de perder la vida y mucho menos, el lío a que se enfrenta el conductor de la buseta, que conociendo o no las consecuencias de un accidente, prefiere dejar al azar lo que pueda suceder.
