Amables lectores:
Casos de éxitos en los negocios son muchos. Existe una cantidad de libros con títulos que compiten por ser el más sugestivo: “Hágase rico con negocios de exportación”. “De celador pasó a ser dueño d la empresa de seguridad”. “Cómo el mensajero logro adquirir la droguería donde trabajó treinta años”. En resumen, títulos llamativos y páginas donde se describen planteamientos sobre lo que se debe hacer para realizar sueños de riqueza e igualmente debates sobre lo que se debe evitar para no llegar a un fracaso.
Cuenta Mario Hernández, el caso de un emprendedor británico quien iniciando su vida laboral como portero de clubes nocturnos y con un pequeño capital, recibido como herencia de su abuela, hizo su propia y grande fortuna. Creó un patrimonio de propiedades en hoteles, bares, restaurantes, apartamentos de alquiler, pero “se dejó atraer por una vida de lujos”, con su propio avión, que volaba el mismo, un bellísimo yate parqueado en su mansión de playa y le fascinaba correr en sus vehículos de alta gama.
Un día cuenta en su columna Hernández, en el año 2008, fue infortunadamente arrollado por un taxi, estando de paseo en Nueva York. Lo anterior unido a la gran crisis financiera de ese año lo llevó a perder todo su patrimonio porque su endeudamiento era muy alto y los bancos que le “suplicaban” para que les tomara créditos en sus épocas de bonanza y le “lanzaban” dinero para desarrollar sus actividades, le embargaron todo. Se terminaron “las cartas de amor” con la banca y solo quedaron los balances de sus empresas, con frases escritas por los analistas de crédito como: “sin flujo de caja”. “Ingresos menores que sus egresos”. “sumas casi iguales entre pasivos y activos”. Como era apenas lógico entró en una profunda depresión y contempló el suicidio como única salida del fracaso. Decidió mirar atrás y volvió a creer en si mismo. Inició como portero igual que hacía ya varios años. Hoy tiene una empresa prospera en Londres. Las enseñanzas de este tozudo empresario son fundamentales para los que quieren hoy emprender algún negocio. Nunca se debe perder la humildad. Para aprender a ser humilde no es necesario perderlo todo. Miremos ejemplos y oigamos consejos, hay muchas personas que saben más que uno y de ellos se debe aprender. Mantener una vida modesta es algo hermoso, ejemplarizante y productivo. Hay que vivir de acuerdo a las posibilidades y se debe alejar el negocio de los requerimientos personales. No se necesitan ni yate, ni avión, ni casa de playa para ser exitoso en los negocios.
Es necesario aprender de los errores. El sobregiro en el banco nunca es el camino indicado para el manejo de un negocio. Es muy costoso, a muy corto plazo y cuando se entra en problemas económicos, lo primero que se pierde es ese sobrecupo en el banco. Esta operación crediticia no garantizar por su costo y plazo, protección para una crisis. Hay que formar equipo de trabajo en su empresa. El personaje de la historia se creía inmortal y nunca delegó. El accidentarse y estar retirado varios mese y sin un “idóneo” “reemplazo fue una de las razones de su quiebra. Es necesario conocer fortalezas y debilidades. Hay que creer en sí mismo pero la soberbia no es buena consejera, puede resultar costosa. Trabajar no es para los de abajo. Si se tiene un negocio evite pensar que es hora de vacacionar más tiempo del normal porque la empresa ya no necesita el manejo de quien la conoce. Hoy ante tanta corrupción “nunca” olvide que los principios éticos no son objeto de negociación, sin importar cuán difícil sea la situación de la empresa.