Las preocupaciones por la incertidumbre y por todo lo que sucede en el país crecen día a día. Hoy en día cualquier conversación entre amigos, cualquier análisis en las universidades, muchos de los columnistas en sus escritos expresan inquietudes sobre el futuro de lo que pueda suceder con Colombia en los próximos años. Petro logrará darle continuidad a su gobierno en el 26, o estaremos enfrentados a una fuerte derecha que podría llegar a gobernar en el próximo período presidencial. Podría abrirse paso un populista como Milei en Argentina? La incertidumbre es grande y en ocasiones las controversias se exacerban con epítetos descalificadores. No sé si escucharon el debate en Hora 2 de Caracol de la semana que pasó en el que estuvieron los senadores Miguel Uribe Turbay y María José Pizarro. “No sea rastrera, diga la verdad senadora”, le dice el senador del Centro Democrático, ella le riposta con otras expresiones fuertes. Si ese es el diálogo entre dos senadores, o como le reprochaban a Gustavo Bolívar desde su nuevo cargo en el DPS, en el que a pocas horas de posesionado trató a uno de sus empleados con el calificativo de “Basura”. En el debate de Caracol Diana Uribe llevó a los senadores a que mutuamente se disculparan. Si este es el lenguaje a dos años de las elecciones, ni imaginar lo que nos espera cuando estemos a pocos meses de las elecciones. Hasta podríamos tener un escenario peligroso, como aquel nefasto 89 en el que asesinaron tres candidatos presidenciales.

Y los insultos son por todos lados. Ahora el agresivo twitter del esposo de una de las candidatas para ser fiscal general de la Nación en los que hacía señalamientos agresivos contra la misma Corte Suprema, contra el fiscal, procurador, “tumbaron a su esposa” que apenas hace unos días se mostraba como la futura fiscal. Del día de la mujer cuando la doctora Amelia Pérez bajó en la votación en la Corte Suprema , no recibió el mejor regalo de su esposo que por sus twitter logró su descalificación. El mismo presidente del congreso públicamente le exigía al presidente que respetara las competencias del congreso ante el cuestionamiento de Petro por la estrategia del legislativo en entorpecer deliberadamente el trámite de las reformas. Incluso, hablando por estos días con un amigo y destacado profesional que labora en el Ministerio de Hacienda, me expresaba que en este momento existe una especie “guerra de decretos, de resoluciones en varias entidades del Estado”, en la que se entrecruzan funcionarios afectos al presidente, frente a los que están en desacuerdo.  El ambiente y la incertidumbre del país es grande por donde se le mire. El gobierno se defiende señalando que existe toda una estrategia de la derecha, de varios medios de comunicación, es desprestigiarlo, en no reconocer sus éxitos. Hasta cierto punto es cierto, aunque también debe reconocer que algunos de sus funcionarios han sido corruptos como el ex director de la Unidad de Riesgo. En el gobierno del cambio, esos desafueros tienen un altísimo costo. Las expresiones y mensajes de la familia presidencial, también son importantes. En imagen los viajes y vanidades de la primera dama no son bien recibidos.

Gran preocupación por lo que sucede en el país, por su futuro, por lo que pueden ser las elecciones en el 26, por el riesgo que el país se siga descuadernando, por el país que le estamos dejando a nuestros hijos. Para ello no es sino leer el informe sobre las disidencias de las Farc que muestran con preocupación su fortalecimiento. Y todo ello, mientras los senadores se insultan.

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