Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos las cosas han cambiado considerablemente en el campo diplomático. Con su duro trato a quienes considera sus opositores los mensajes quedan claros, aquí no hay espacio para pensar en lo que quiso decir.

Todo indica que es consciente de su poder, no por su peso (109 k) ni por su estatura (1.91), sino por ser el presidente de la primera potencia mundial. Esto ha quedado demostrado en sus constantes regaños y advertencias a la larga lista de mandatarios como Maduro y Putin, Enrique Peña Nieto Y Andrés Manuel López Obrador (México), Kim Jong Un (Corea del Norte), Xi Jinping (China), Hasán Rohan de Irán e Iván Duque, a quien el 20 de marzo en La Florida le recordó que “no ha hecho nada por nosotros”

La atención mundial está enfocada actualmente en la reacción de Hasán Rohan a los anuncios de Trump de imponer más sanciones a Irán. El mandatario iraní ha advertido que, si el presidente estadounidense no suspende las sanciones, está dispuesto a llegar al 20 por ciento de uranio enriquecido, a un paso de la producción de la bomba atómica.

Pero los regaños alcanzaron a los poderosos amigos, esta semana la emprendió contra el embajador británico en Washington, Kim Darroch, y la primera ministra Theresa May. ¿La razón?  La filtración de las opiniones de Darroch sobre “el caótico mandato de Trump”. Allí el embajador califica al presidente de inepto y a su administración de disfuncional. 

Como era de esperarse la reacción de Trump fue la de recordarle al embajador que es un tipo imbécil, estúpido y pretencioso, mientras a Theresa May le recordó “Le dije como conseguir el acuerdo (brexit) pero siguió su propia y ridícula senda y no fue capaz de lograrlo” Para rematar les aclaró “tenemos la mejor economía y el mejor ejército del mundo, somos más fuertes y mejores”.

El embajador Kim Darroch renunció, Theresa May ha anunciado su partida y Donald Trump probablemente sea reelegido. Así juegan los poderosos.