Con una inflación a octubre del 12.2%, y con tendencia al alza, pues el registro del último mes fue superior al anterior en ocho décimas, podemos decir que la mesa del comedor de los colombianos está cada vez más empobrecida, es decir, con menos alimentos disponibles a la hora de la alimentación.
La inflación es llamada el impuesto a los pobres, pues cada vez que sube, los aleja de las posibilidades de llenar sus expectativas para la alimentación básica, lo que necesariamente los lleva a disminuir cantidades, o a suprimir definitivamente algunos productos.
El incremento del salario, tiene que convertirse en un indicador real de beneficio, pero no es posible lograrlo, cuando la inflación está dispuesta a borrarlo de un tajo, cada vez que se registra, dejando totalmente rezagadas las expectativas de ganancia o recompensa.
Más allá de las medidas de tipo monetario que tome el Banco de la República, corresponde también a las diferentes áreas del gobierno estar muy pendientes para evitar, por un lado, la escasez de productos básicos, y por otro el incremento desmedido en precios de insumos que transforman cualquier esquema de costos, lo que hace que la capacidad adquisitiva de los consumidores se disminuya de manera preocupante.
El drama a que tienen que enfrentarse las familias, cuando se encuentran frente a la caja registradora del supermercado y comprueban que los mismos alimentos que han consumido tienen otro precio, y que la única solución es eliminar algunos de ellos, para poder pagar la cuenta, resulta seriamente deprimente.
La reciente encuesta del Dane, en donde se interroga a los consumidores, éstos manifiestan, en un 75.4%, que los precios seguirán incrementándose, lo que hace pensar en que esa percepción resulta muy preocupante, pues estipula la medida de la forma como la mentalidad de los colombianos está ubicada en un escenario alcista, lo que hace arrastrar los indicadores de precio de todos los productos.
Un escenario con alza permanente de combustibles, con insumos costosos y con una oferta reducida de productos, continuará dando señales preocupantes en materia inflacionaria, a lo cual se sumará el incremento del salario mínimo para el próximo año, que constituirá en el indicador alcista que develará todas las preocupaciones y afianzará las cifras en estado de alarma.
Un trabajo de ajuste mancomunado, entre todos los sectores del gobierno, que conlleve a su vez un ambiente de diálogo con el sector productivo, resulta de urgente aplicación para poder estar en capacidad de enfrentar este panorama de permanente acecho sobre uno de los principales indicadores económicos, que gravitan de manera amenazante contra la generalidad de los hogares colombianos.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion