Tras agradecerle por sus servicios, el presidente Donald Trump despidió este martes de forma fulminante a John Bolton, su asesor de seguridad. Bolton, el tercer asesor de seguridad despedido en los últimos tres años, fue embajador de Estados Unidos en Naciones Unidas e hizo parte de los gobiernos republicanos de Ronald Reagan, George H.W. Bush y George W. Bush.

Ante la inquietud de los periodistas de diferentes medios de información,el mandatario estadounidense sostuvo que Bolton cometió algunos errores muy graves como cuando se refirió a la aplicación del “modelo libio” para Kim Jong-un, lo cual molestó al líder coreano quien amenazó con cancelar la cumbre histórica que finalmente mantuvo con Trump.

Trumpadmitió que,entre los fuertes desacuerdos con su exasesor además de sus posiciones beligerantesfrente a Corea del Norte, estuvo la política hacia Venezuela, donde se pasó de la raya, pues Bolton desde de su llegada a la Casa Blanca   promovió el endurecimiento de la política de Estados Unidos contra el gobierno de Nicolás Maduro con el fin de derrocarlo. Trump ha intentado ayudar a Venezuela en forma humanitaria,aunque es consciente de que tal vez no sea el mejor camino para acabar este régimen. 

El mandatario se ha mostrado también dispuesto a entablar negociaciones nucleares con Irán, otro tema de discrepancia con Bolton, y este miércoles dejo abierta la posibilidad de aliviar las sanciones a ese país 

John Bolton es considerado un republicano de línea dura en temas de defensa, pues fue uno de los promotores de la invasión a Irak en 2003. Para los analistas, el viejo”Halcón”, como se le conoce, era más militarista que Trump, lo que generaba incomodidad en el gobierno. 

Pero las aclaraciones siguen de parte y parte, pues mientras el presidente justifica la salida de su asesor por considerar que estaba frenando sus decisiones, Bolton ha insistido en que él había ofrecido su renuncia antes de que se la solicitaran.

Esto nos recuerda el poema Los Motivos del Lobo de Rubén Darío, salvo que aquí quien trataba de convencer a Bolton no era San Francisco de Asís.