Para las próximas jornadas electorales, bastante polarizadas por el Acuerdo de Paz y las suspendidas negociaciones del Eln, lo que más preocupa es la información que circula en redes sociales, dado que, por la velocidad con que se expande, puede tener una gran influencia en la reflexión de cada persona respecto de su intención de voto. 

Por eso, es importante comprobar la veracidad de dicha información antes de convertir las cadenas de Whatsapp y posts de Facebook en bolas de nieve de mentiras que dividen (más) y confunden a la ciudadanía.

Existen una gran cantidad de mitos respecto de dos cosas principalmente: 

Uno, la posibilidad de que el partido Farc gane las elecciones presidenciales por la confluencia de votos de extranjeros venezolanos que se cedularon en el país. 

Y dos, la peligrosidad del voto en blanco porque favorecería a los candidatos de las Farc o al candidato con el mayor número de votos. Todo lo anterior es falso. Ahora hay que entender por qué.

Sobre el primer mito, hay que aclarar que los venezolanos no tendrán incidencia en esta jornada electoral (ni en Presidenciales ni en Congreso), porque, según la Ley 1070 de 2006, “los extranjeros residentes en Colombia podrán votar en las elecciones y consultas populares de carácter municipal y distrital, del último lugar donde hayan fijado su domicilio”. 

Respecto del segundo mito, es importante entender que por norma y por la forma en que funciona el sistema electoral, el voto en blanco se contabiliza independientemente. 

Además, el voto en blanco se constituye como un valioso instrumento para hacerle ver a los candidatos que ninguno lo satisface, o que se cansó de la maquinaria. 

Si su intención para esta jornada electoral es protestar, puede hacer uso de él sin temor de que su voto vaya a sumarse al candidato con más votos, ya que este expandido mito es falso. 

Otro mito, aún más grande y más peligroso, tiene que ver con la participación política de las Farc: El voto en blanco en las elecciones presidenciales no va a favorecer al partido político de las Farc. 

Es importante recordar que en el Acuerdo Final se pactó que el brazo político de las Farc tendría cinco curules fijas en el Senado y cinco en la Cámara durante dos períodos electorales, para garantizar un tránsito de las armas a la democracia. 

Por lo tanto, estas curules no tienen ninguna relación con el voto en blanco y no dependen de estos votos.

De lo que no se habla en cadenas de whatsapp ni tampoco se viraliza en redes es del riesgo de violencia y fraude electoral que hay en 170 municipios del país, según la Misión de Observación Electoral (MOE). En Norte de Santander, 11 municipios están en riesgo: Convención, El Carmen, Tibú, Teorama y Sardinata son algunos de ellos, territorios con clara presencia del Eln.

Si bien es cierto que el riesgo en el país disminuyó en más del 50%, teniendo en cuenta que en las elecciones anteriores eran 389 municipios (el 35% del país) en riesgo tanto por violencia como por fraude, en la actualidad, el mapa de riesgo cambió y las causas de esto son igualmente preocupantes: La escalada de violencia en las zonas donde el Eln tiene influencia territorial, y la presencia de estructuras criminales dedicadas al narcotráfico.

Es claro que luego de la firma del Acuerdo en La Habana, el mapa de riesgo se trasformó, pero todavía queda un grupo con gran capacidad de destrucción y violencia, que debe entrar a la vida democrática para evitar que el riesgo, lejos de ser un mito, sea un factor contundente en los resultados de las primeras elecciones Posacuerdo de paz.