“Nos sentimos orgullosas de ser catatumberas” dijo con entereza Berta Prado Machado, lideresa del municipio de Sardinata, en el Cabildo Popular Catatumbero organizado por la Red Ciudadana de Veeduría de Mujeres y Población Diversa del Catatumbo, donde presentaron los hallazgos del primer informe de veeduría sobre la inclusión del enfoque de género en los Planes de Desarrollo Territorial (PDET) para la subregión. El orgullo no es menor, desde el 2022, 37 procesos de base comunitaria han construido conjuntamente una apuesta de control político y social en alianza con el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH) – Capítulo Norte de Santander, el Observatorio de Asuntos de Género de Norte de Santander, con apoyo del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas. Su objetivo es supervisar el cumplimiento de los compromisos de género de los PDET, promocionando así la equidad de género e inclusión política de mujeres y personas LGBTIQ+ en un territorio donde el conflicto armado, la complejidad (mal manejada) de las relaciones con Venezuela y la guerra contra las drogas ha afectado sus vidas de forma severa.
En su primer informe lograron identificar una serie de dificultades en los municipios priorizados para la implementación de los PDET como la falta de socialización de su hoja de ruta y, por ende, el desconocimiento por parte de las comunidades. Un aspecto clave es la identificación de que los Grupos Motor (GM), conformados por delegaciones locales para determinar las necesidades territoriales, articular, implementar y hacer seguimiento a los proyectos, están constituidos principalmente, o en su totalidad, por hombres. Es decir, los núcleos que actúan como bisagra entre el estado y las comunidades cuentan con escasa representación femenina quienes, además, son relegadas a funciones asistenciales, previniendo su participación activa en la toma de decisiones. Asimismo, hay una falta de iniciativas con enfoque de género y las existentes no cuentan con estrategias concretas de implementación. Así, la Red eleva sus preocupaciones sobre los impactos que tal situación ha generado en los escenarios de productividad, inclusión social, participación política, desarrollo de presupuestos, seguridad y bienestar para mujeres y personas LGBTIQ+ en razón de lo pactado en los Acuerdos de Paz.
El informe concluye con una serie de recomendaciones elevadas a nivel local, departamental, nacional e intersectorial, incluyendo agencias de cooperación internacional. Varias de las peticiones giran en torno a articular directamente con mujeres y personas LGBTIQ+ para que sus voces sean la guía principal para la toma de decisiones sobre sus necesidades; aspecto para el que la Red de Veeduría de Mujeres y Población Diversa del Catatumbo es de gran provecho como plataforma vigente. Resalto los llamados al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural para el establecimiento de un mecanismo directo de oferta de proyectos agropecuarios, la generación y acompañamiento de mercados locales que fomenten la soberanía alimentaria, como al Ministerio del Trabajo para el desarrollo y ejecución de proyectos de carácter económico y solidario con la población que representa la Red. También elevan un llamado a las candidaturas a la Gobernación de Norte de Santander y alcaldías municipales para el diálogo permanente con la Red a fin de construir propuestas que se dirijan a garantizar sus derechos, máxime teniendo en cuenta el recrudecimiento de la emergencia humanitaria en la región. Como trasfondo, esta apuesta colectiva deja una lección de gran valor que debe ser acogida y respaldada a nivel amplio: en tiempos de zozobra el Catatumbo no se queda quieto, en la Casa del Trueno se están tejiendo mundos distintos.
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