Ante el temor de las duras consecuencias que puedan dejar las tensiones comerciales tras las decisiones del gobierno de Donald Trump, de fijar altos aranceles a una cantidad de productos encabezados por el acero y el aluminio, se ha despertado el sentido de integración regional.

Como ejemplo de esta estrategia de fortalecimiento para hacer frente a la guerra comercial, en la XIII Cumbre Presidencial de la Alianza del Pacífico celebrada en Puerto Vallarta (México) el pasado martes 24, se acordó fortalecer las relaciones económicas y comerciales con Mercosur. Como punto de partida se fijó una hoja de ruta para los próximos 12 años.

La Alianza del Pacífico la integran Chile, Colombia, México y Perú, en tanto que a Mercosur pertenecen Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Colombia es miembro asociado. La integración de estos dos poderosos bloques conforma el 79 por ciento de la población de la región, el 85 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), el 86 por ciento de las exportaciones y el 88 por ciento de la inversión extranjera que llega a esta parte del mundo. 

Este bloque se fortalecerá aún más con el ingreso de Austria, Ecuador, Nueva Zelanda Singapur, Canadá y Corea del Sur como Estados Asociados a la Alianza del Pacífico, cuyo proceso está en trámite.

Estas poderosas estrategias de integración contribuirán a la interconexión comercial mediante la eliminación de restricciones y reducción de tasas impositivas. De esta manera se facilitará la internacionalización de micros, medianas y pequeñas empresas, como un paso firme para la creación de la mayor zona libre de comercio en América latina.

Este es un verdadero ejemplo de cómo convertir una crisis en oportunidad.