Hace cuatro años en China se inició la pandemia última que ha padecido la humanidad en su historia y marcó un antes y un después en muchos países y personas. Durante el año 2020 arreció su embestida en esta ciudad y los infectados se contaron por miles y entre los muertos está un valioso grupo de médicos y personal de salud quienes con profesionalismo enfrentaron con altura ética a la enfermedad que les produjo su deceso y a quienes por esta fecha les rendimos un homenaje por su heroísmo.

Esta enfermedad de aparición y súbita y rápida expansión sorprendió a la toda comunidad científica, lo cual condujo a soluciones de urgencia al tiempo que dejó muchas enseñanzas, pero también secuelas psicológicas y físicas entre quienes la padecieron y lograron sobrevivir. Entre esas lecciones quedaron la forma de enfrentar con rigor una situación grave, en principio desconocida y emergente, también nos quedaron las vacunas que por cierto marcaron un punto de inflexión en el curso de la pandemia.

Entre tanto ¿Dónde estaría el médico y ahora ministro de salud Guillermo Jaramillo por aquellos días? La pregunta surge porque sabiendo que montar unidades de cuidado intensivo (UCI) era muy lucrativo, no se aventó a entrar en el negocio y solo ahora desde la posición que ostenta repite que el crecimiento de las Ucis fue una gestión innecesaria y le generó ganancias a las clínicas que las montaron, no para salvar vidas sino para obtener dinero. Palabras textuales del ministro: “Les pagaban por cama abierta de cuidados intensivos. Entonces todo el mundo se puso hacer cuidados intensivos” pero lo más grave es que según el mismo funcionario “se generaron más muertes con eso que con cualquier otra cosa”. Tamaña acusación requiere sustento y una denuncia formal ante las autoridades competentes. Rumores son rumores.

Esas declaraciones se parecen mucho al que por cada muerto les pagaban a los hospitales que corrió como una versión cierta durante la pandemia. Otro infundio malintencionado para hostigar a los servicios de salud que no dieron su brazo a torcer durante ese periodo crítico.
 Otra vez el gobierno logra unir a los colombianos porque nada más y nada menos 75 sociedades científicas, 14 clínicas y hospitales y 10 universidades del país, emitieron un comunicado rechazando las declaraciones del ministro. Estos en su réplica al ministro enfatizan que “La expansión de las UCI se requirió porque la mortalidad de las personas que requerían UCI y no tenían acceso era superior a la de las personas que sí tuvieron acceso, y esta diferencia se incrementó en la medida que la pandemia progresó”. Y le aclaran también que “La expansión de las UCI fue una respuesta necesaria ante una crisis sanitaria sin precedentes, que ameritó esfuerzo colectivo global para salvar vidas, lejos de cualquier interés comercial”
 Recuérdese que para el mismo funcionario del actual gobierno las vacunas fueron un experimento, excepto claro la que él se aplicó que procedía China, queriendo desconocer el esfuerzo por brindar protección con la debida efectividad que tuvo la inmunización con otras vacunas.

El gremio de la salud merece respeto y siente que el ministro arremete contra todos quienes lo integran sin el sustento requerido. El trabajo realizado por médicos, enfermeras, fisioterapeutas y demás, fue valiente y esmerado, prueba de ello somos quienes sobrevivimos al Covid-19 habiendo pasado varios días en una UCI conectados a un respirador. Por su mérito siguen muchos pacientes vivos y agradecidos por el trato recibido en esos momentos de crisis.

La peor secuela de la pandemia para nosotros es la de este ministro que con retrovisor en mano sigue culpando y vituperando a los médicos y su equipo de trabajo, sin que se vean los frutos de su trabajo a no ser impulsar la reforma que lesionará a todos los colombianos.

jorgepabonl@yahoo.com

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