El Estado de la Ciudad del Vaticano, el país más pequeño del mundo con una extensión  de 0.44 km cuadrados (44 hectáreas), está ubicado en Roma (Italia). Su población se acerca a los 900 habitantes, de los cuales el 50 por ciento reside fuera del país por cuestiones de trabajo diplomático. Su seguridad está a cargo del ejército más pequeño del mundo formado por 110 soldados de la llamada Guardia  Suiza y por acuerdo con la Unión Europea su moneda oficial es el euro.

El Estado del Vaticano, el territorio independiente más urbanizado del mundo, alberga La Santa Sede, máxima institución de la Iglesia Católica. Esta institución realiza sus operaciones financieras a través del Banco del Vaticano.

Desde su llegada al Vaticano, el 23 de marzo de 2013, el Papa Francisco vive en la Casa de Santa Marta, una casa muy modesta en comparación con los lujosos apartamentos en los que han estado hospedados sus antecesores. Al Palacio Apostólico solo va a trabajar y a las audiencias.  Cuando le han preguntado por qué  esta decisión, ha respondido que allí vive muy tranquilo y, además, evita quedarse aislado. Esto ha contribuido a despertar  la admiración y simpatía de gran parte de los cerca de 1.300 millones de católicos del mundo.

Sin embargo,  el sumo pontífice ha enfrentado situaciones difíciles en estos días como fruto de algunas declaraciones respecto a niños con tendencias homosexuales a cuyos padres les recomendó  acudir a la psiquiatría. Ante las protestas la Santa Sede tuvo que aclarar que el Papa no se refería a una enfermedad siquiátrica,  y que siempre ha dejado muy claro el respeto hacia los homosexuales, aunque ha considerado que sus uniones no pueden ser aceptadas como matrimonios.

A esto hay que agregarle el escándalo despertado tras conocerse los resultados de un a investigación adelantada en el Estado de Pensilvania sobre abusos sexuales a los niños en las últimas décadas, en la que aparecen comprometidos más de 300 sacerdotes. Según el Fiscal General de Pensilvania, Josh Shapiro, el Vaticano estaba al corriente del encubrimiento de abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes católicos allí en este Estado. Esta situación fue aprovechada por el ex nuncio apostólico,  Carlos M. Viganó, para acusar al Papa Francisco de encubrir  los abusos sexuales del ex cardenal Theodore Mc Carrick.

Ante las acusaciones de unos, con la solicitud de su renuncia, el papa Francisco ha preferido no responder. Están, igualmente, quienes defienden su apostolado. Todo indica que esto apenas comienza.