Petro recién inicia su cuatrienio y uno de sus puntos programáticos sensibles es el de su política exterior.  Por ello no fue casual, que la primera nominación ministerial haya sido la de Relaciones Exteriores, nombrándose al diestro y reconocido negociador de la paz, Álvaro Leiva Durán.

Este economista y abogado ha participado en diversos diálogos como el que hubo en el gobierno de Belisario Betancur, de quien fue su ministro de Minas y Energía. También estuvo en los diálogos del Caguán, y en 2016 acompañó las negociaciones del gobierno de Santos con las Farc en La Habana.

Según una respetada publicación periodística, la clave está en el oído, y ello porque luego del golpe a Laureano Gómez (en junio de 1953) Álvaro Leyva se fue desterrado con su familia a Nueva York, donde se dedicó al violín.  Sin embargo, no siguió por el camino del arte: trabajó en el gobierno de Misael Pastrana, fue concejal de Bogotá, diputado de Cundinamarca, representante a la Cámara, Senador, constituyente e incluso candidato presidencial. Hoy reconoce que esa experiencia con el violín lo volvió un “gran oidor”.  Agregando “…sobre todo de gente mayor, de todas las condiciones sociales y en todos los sitios”.

Así, ese experimentado oído llegará a una de las carteras que más reclama la habilidad de escuchar y conciliar: la de Relaciones Exteriores, por lo que, a partir de la escucha, se espera que ayude a consagrar nuevos acuerdos que oxigenen a esta Latinoamérica ausente y silente.

Leyva pondrá sobre la mesa temas como la lucha contra el cambio climático y la revisión de la guerra contra las drogas, tema sobre el cual tiene muchos conocimientos, dándole peso a las conversaciones que sostenga con Estados Unidos, con quien Petro espera un reordenamiento temático de la agenda.

Para Petro, “la relación con Estados Unidos es de suma importancia y la cercanía debe continuar en la medida que ayude a fortalecer la paz, apuntalar la democracia, combatir la corrupción, y elaborar una política de drogas que muestre eficacia sin violar los derechos humanos y sin profundizar la pobreza rural”.

Sobre China, Petro dice que, además de ser uno de los más importantes socios comerciales, el gigante asiático ha contribuido con millones de dólares en cooperación internacional para la paz.

Sobre Rusia, Petro rechaza la agresión militar de Vladimir Putin hacia Ucrania.

Como sabemos la relación con Venezuela es estratégica. Desde febrero de 2019, la embajada y los 15 consulados colombianos en ese país están cerrados. Ya se nombraron Embajadores y todo indica que la normalización avanza.  Así, Petro promete: mantener canales de comunicación abiertos con el gobierno democráticamente elegido de Venezuela; y buscar una reapertura de la frontera para que el comercio vuelva a fluir.

En cuanto a la migración, se conoce que en todas las bilaterales sostenidas por el presidente Petro se abordó el tema de la crisis migratoria, siempre bajo el principio de que esa problemática debe ser asumida de manera multilateral.

Un acápite aparte está dado por el proceso de pacificación nacional.  La paz -dice el Programa- es un nuevo contrato social para garantizar los derechos fundamentales de la gente en particular de las víctimas. Su objetivo es superar la violencia y generar una cultura hasta alcanzar la paz completa y el buen vivir de la población, para lo cual se cumplirán los acuerdos de paz con las Farc y retomarán las negociaciones con el Eln.  Se implementará un proceso pacífico de desmantelamiento del crimen organizado mediante la vía del diálogo y el sometimiento a la justicia de los diversos grupos fuera de la ley y organizaciones ligadas al narcotráfico, buscando cambiar el paradigma de la guerra contra las drogas por el de la regulación, garantizando la reparación integral de las víctimas.

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