Amables Lectores: Cuando oímos o leemos noticias como: “El dólar disparado”. “Se volvió acercar ayer a los $3.300 pesos”. “Ciento treinta y dos pesos subió el dólar en una semana”. “En un año sube $473 pesos”. “Hoy subió $37 pesos”. “En el año 2019 ha aumentado su precio en $116 pesos”. “en una semana de $3.233 pesos subió a $3.365 pesos”; Confirmamos con esas noticias varias, lo dicho por el exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, cuando afirmó que “hay una pregunta que ningún economista puede evadir y que todo el mundo espera que pueda contestar y es: ¿Qué va a pasar con el precio del dólar? Con honestidad es una pregunta muy difícil de responder para un profesional de esta disciplina o para cualquier experto en esa ciencia.
Cuenta el exministro Cárdenas que las preguntas permanentes del público de que si el dólar, está barato o caro, o si se subirá o bajará, esta incógnita para los economistas es similar a lo manifestado por una profesional con doctorado en Ingeniería Forestal, que asegura sentirse muy mal, cuando alguien de su entorno le pide “consejos de jardinería” y no por sentirse superior y tampoco menospreciada sino: “Porque no tiene la más remota idea sobre qué hacer con un jardín”.
La tasa de cambio o precio del dólar, para su estabilización, presenta dos grandes dificultades que lo impiden. La primera de ellas, las importaciones crecen mucho más rápido que las exportaciones. Los productos tradicionales como los más nuevos registran retrocesos importantes. Enel reglón de los bienes agropecuarios, alimentos y bebidas, el descenso es del 3% en el acumulado. El café, ganado bovino, aceite de palma van para atrás. Solo mejoran el banano y el aceite de soya. En los combustibles no obstante el alza en la producción petrolera, el carbón produce un tropezón, porque su cotización se ha desplomado en los mercados globales. Igual sucede en las manufacturas. El bajón de las exportaciones en el primer semestre alcanza la suma de 20.247 millones de dólares. La diferencia entre importaciones y exportaciones o déficit en cuenta corriente, alcanzaría este año, unos 15.000 millones de dólares.
La segunda gran dificultad es el lento crecimiento económico, que no ha logrado obtener un nivel adecuado. El problema de sostenibilidad fiscal o apretón de recursos ha evitado que el gobierno dé un impulso al crecimiento. Es improbable que en lo que falta del año se logre el objetivo oficial de crecimiento del 3,6% y esto ha golpeado las cifras de empleo. Las estadísticas muestran que hay 2,6 millones de colombianos buscando empleo pero no lo encuentran. La caída en el número de personas ocupadas sugiere que no es un problema de oferta laboral como de demanda de mano de obra. Si a lo anterior se le agregan las presiones de la migración venezolana, la dificultad crece. En 13 ciudades y áreas metropolitanas la desocupación es el 10,7%.
El panorama expuesto con un alto déficit externo por ser mayores las importaciones que las exportaciones, con un desempleo al alza, con una economía creciendo lento y por debajo de su nivel esperado lleva a la clara afirmación: “La economía colombiana necesita una devaluación”. El flujo de dólares que llegaban a comprar títulos del estado, TES, ha disminuido porque en la actualidad ya no existen esas altas tasas del 2012. La inversión extranjera en TES alcanzó en 2013, los 35.000 millones de dólares.
Hoy podemos hablar que la inflación en Colombia está bajo control y por eso “es oportuna” una mayor devaluación. Un porcentaje más alto en este manejo monetario ayudaría a reducir el desempleo, se nivelaría parcialmente el déficit externo y se estimularía el crecimiento económico. El cómo hacerlo y sus efectos positivos están claramente definidos pero el gran problema es la imposibilidad de predecir “cuando va a ocurrir este evento”.
Como ese “cuando” es impredecible, hoy el dólar se disparó alcanzando los $3.453 pesos. La volatilidad de los mercados, la disminución de las previsiones del F.M.I, las dificultades económicas China- Estados Unidos, la baja tasa en los estados unidos por parte de la FED, lograron que el peso colombiano presente una fuerte devaluación. Se espera que su cotización a corto plazo regrese entre $3.300 y $3.400 pesos.