Amartya Sen es un filósofo y economista de origen indio que ganó el premio nobel de economía en 1998; él logró que sus estudios y enseñanzas transcendieran el espacio universitario e impactaran la vida cotidiana. Sus estudios sobre las hambrunas, el desarrollo, la pobreza, la desigualdad, el rol de la mujer y los estragos perpetrados a la naturaleza por las acciones humanas son temas de su agenda de investigación y de su accionar político como intelectual.
Un aspecto relevante de las investigaciones de Amartya Sen es que incorpora la ética y la política como elementos del análisis económico que desde el núcleo ortodoxo de la economía se eliminó en función de una idea de objetividad, límpida, al considerar que los juicios de valor y los asuntos políticos deben estar ausentes de toda ciencia, en especial, de la ciencia lúgubre como Thomas Carlyle denominó a la economía en el siglo XIX.
Uno de los grandes aportes de Amartya Sen ha sido crear las bases de una noción del desarrollo centrado en lo humano, es decir, en la gente y no en la riqueza o en los bienes. Por esta razón, advierte el premio nobel que lo ético y los juicios de valor son un mecanismo de orientación e interacción social, económica y política. Que en conjunto son usados por los seres humanos al definir las nociones del bien y del mal o cuando se decide la estructura social, económica y política de una sociedad.
Bajo esta perspectiva Amartya Sen plantea que el desarrollo se define como “un proceso de expansión de las libertades reales de las que gozan los individuos de una sociedad”. Esto lleva a pensar que son las personas, los sujetos del desarrollo y la expansión de las libertades reales lo que permite evaluar el progreso de las naciones.
Según el propio Amartya Sen los bienes y la riqueza expresados de manera general en indicadores estadísticos y convertidos en fines sociales pueden instrumentalizar la vida en función de intereses grupales que son valorados en privado como éticos y definidos como políticamente correctos.
En tal sentido, con Amartya Sen se puede establecer que el crecimiento económico generado por la vía de los mercados es solo un medio y no un fin para lograr progreso y bienestar social, pero como instrumento es insuficiente. En consecuencia, Amartya Sen aboga por la intervención del Estado a través de las políticas públicas que se enfocan en crear oportunidades sociales y equidad, ante los fallos de los mercados. Al respecto, Amartya Sen reconoce que en cuestiones de elección social tanto el Estado y los mercados fallan y están lejos de crear equilibrios límpidos; los resultados pueden generar como consecuencia efectos distributivos perversos como la pobreza, la desigualdad, el deterioro del medio ambiente y la exclusión social.
De allí que según Amartya Sen una ciudadanía educada y empoderada frente a los asuntos públicos puede ser el antídoto contra la captura del Estado por parte de grupos políticos o de grupos privados que trabajan aisladamente o de forma conjunta con los primeros. Esto significa que una ciudadanía educada y empoderada puede ser un buen mecanismo de defensa y de control social.
En suma, buena parte del desempeño institucional del Estado y de los mercados depende de complejas decisiones e interacciones individuales; donde una voz y un voto pueden hacer la diferencia frente a la corrupción, la ineficiencia y la iniquidad. Esa es la esencia de la democracia para bien o para mal.
*Docente e investigador de la Universidad Libre (Seccional Cúcuta). Twitter: @jramiz17
Email: jramirez7801@gmail.com