Hamas nunca pensó que el ataque a civiles israelíes ocurrido hace un año,  iba a llevar a la reconfiguración de Oriente Medio, esa región del mundo, cuna de la civilización, donde se mezclan etnias, religión, política y petroleo de manera muy compleja.

La guerra total que Israel estableció contra el terrorismo fundamentalista apoyado por Irán (Hamas, Hezbolá y Huties) que se enquistaron en la sociedad civil, como protección ante sus enemigos, quienes al atacarlos serían acusados (como lo están haciendo la prensa y gobiernos progresistas) de crímenes de lesa humanidad, tendrá efectos históricos de largo alcance.

En la Franja de Gaza, Israel ya prácticamente eliminó a Hamas y eso tiene consecuencias importantes. Con la desaparición de Hamas, gobierno en Gaza (una de las dos partes del estado palestino), la Autoridad Palestina, gobernante en Cisjordania (la otra parte), si actúa inteligentemente, apartándose del discurso de eliminar a Israel y recoge con seriedad el de la existencia de dos estados, puede ganar “autoridad” mundial, pues hasta hoy el mundo árabe no ha permitido un estado palestino.

Y es que el tema del estado palestino es algo de lo que todo el mundo habla, pero nunca se ha dicho como sería ese estado. Hasta hoy la justificación del estado palestino era un estado árabe montado sobre un exterminado Israel, pero nunca se ha pensado con seriedad un estado palestino, empezando porque los palestinos como grupo étnico o religioso o nacional independiente no existen, sino que son árabes musulmanes que habitan en la antigua provincia otomana de Palestina.

Plantear la solución de dos estados, implica aceptar la existencia del estado de Israel y eso hasta hoy es una herejía para el fundamentalismo islámico y el nacionalsocialismo árabe. Si la Autoridad Palestina toma ese discurso con seriedad sobre las cenizas de Hamas y abandona su alineamiento obligado con el chiismo iraní, es bien probable que los grandes países sunitas, Egipto y Arabia Saudita, ahora sí, lo apoyen. Hamas es el principal enemigo de la solución de dos estados. Un estado palestino también debe importar a Israel para que no les pase como a Bush hijo, que supo cómo ganar la guerra pero no supo cómo ganar la paz.

El ataque sobre Hezbolá, el grupo terrorista proiraní más grande y rabioso, ubicado en el sur del Libano y el occidente de Siria, es particularmente importante para el estado libanés que cohibido por el poder de ese ejército chiita, permitió un estado dentro del estado. El ejército libanés ya se ha movilizado hacia el sur, pues muchos países árabes y/o musulmanes no apoyan a Israel de boca para afuera, pero no tienen problema en aliarse con ellos para acabar enemigos comunes.

Israel ya le ha causado graves pérdidas a Hezbolá con la guerra aérea y tecnológica, y ahora que entró en tierra en el Libano, poner a Hezbolá a pelear en dos frentes, es una buena oportunidad para el estado libanés de eliminarlos y unir el Libano. Gran parte del miedo a Hezbolá era la respuesta de Irán, pero como hemos visto, los iraníes no están muy dispuestos a enfrentarse a un poderoso enemigo aliado con Occidente (quienes verían con muy buenos ojos el fin de un estado terrorista peligroso como Irán que amenaza desarrollar bombas nucleares), aunque a Occidente puede interesarle aprovechar la inercia creada por Israel sobre Irán para forzar el fin de los ayatolás.

De la respuesta que dé Israel al último ataque con misiles desde Irán, sabremos cual es la estrategia. Si Israel, solo o acompañado, logra destruir la infraestructura de producción nuclear iraní, el regimen de los ayatolás tiene sus días contados.

Israel buscará eliminar los Huties en Yemen que amenazan el transporte naval por el Mar Rojo, para lo cual contarían con el apoyo irrestricto de Arabia Saudita. Las alianzas de facto entre Israel y el mundo árabe sunita, sería otra reconfiguración de Oriente Medio que dejó el ataque de Hamas.

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