En Norte de Santander cada vez que una institución divulga los resultados sobre competitividad, innovación, pobreza, educación, desempleo o de informalidad laboral; los datos se vuelven noticias o tendencia y en el imaginario social se asume como hechos novedosos que generan alarma o preocupación colectiva.
Por su parte los titulares de los medios de comunicación regionales publican los datos en forma de ranking o anti podio donde normalmente se muestra que la situación en Norte de Santander y especialmente en Cúcuta y el Área Metropolitana, es cruda y coyuntural.
Por ejemplo, los resultados del índice de competitividad se divulgan en función del lugar que ocupa Norte de Santander y su capital. En el caso de la pobreza, el desempleo y la informalidad laboral, el antiranking es la novedad dado los resultados negativos que puede llevar a equívocos cuando no se diferencian causas y efectos de tipo coyuntural o estructural.
Las audiencias en redes sociales y en los espacios donde se da algún tipo de debate muy pocas veces, surgen en ellos discusiones razonadas sobre los problemas públicos que puedan ser abordados desde una perspectiva sistémica y comparada para identificar las causas y los efectos para tomar decisiones con base en la evidencia y para resolver los problemas regionales de modo integral y bajo una visión de mediano y largo plazo. Normalmente se acude a soluciones desarticuladas o a expertos externos que desconocen en muchos casos las especificidades y las características propias del territorio y de la población.
En educación suele ocurrir algo distinto cuando el ICFES publica los resultados de las pruebas Saber 11, dichos resultados se magnifican, esto es comprensible en una región con un crecimiento económico inestable con condiciones sociales y laborales precarias, pese al creciente ascenso de una clase media educada y a los progresos generados por la urbanización.
Por esta razón considero que una agenda pública concentrada en la educación y vinculada a otras agendas como la de competitividad puede ser un espacio propicio para pensar a Norte de Santander en escenarios de cambio positivo y de transformación social, cultural, económica y política.
En consecuencia, una forma de resolver los problemas estructurales es generando políticas territoriales que mejoren las condiciones de acceso y de permanencia de los niños y jóvenes en el sistema educativo de Norte de Santander; pensar en políticas territoriales que propicien la excelencia, la pertinencia y la educación de calidad, es la base para el desarrollo sostenible y para mejorar la movilidad social, la productividad y la competitividad regional.
En tal sentido, debemos enfocarnos en cómo lograr cambios positivos en el sistema educativo desde la perspectiva de un “sistema integrado” desde la educación inicial hasta la educación superior; esto puede ser posible sí pensamos en diseñar políticas territoriales con recursos de regalías y propios que apunten a mejorar la formación docente en los grados de maestrías y doctorados no solo en el subsistemas universitario, al igual que en formación pedagógica y didáctica para lograr aprendizajes innovadores; dichas políticas deben permitir la consecución de una adecuada infraestructura física y tecnológica acompañada de la ampliación de la jornada educativa con alimentación y transporte escolar decente, con la incorporación del bilingüismo y un programa de financiación para el fomento y el desarrollo de la investigación desde los grupos e investigadores del territorio en alianza con las empresas, el departamento y los municipios.
Por eso creo que diversos actores, sectores e instituciones que ejercen algún tipo de liderazgo, debemos empezar a trabajar de modo ordenado y conjunto para construir una agenda o un plan para la educación de Norte de Santander.
*Docente e investigador. Twitter:@jramiz17
Email: jramirez7801@gmail.com