En la Comuna 4, en límite con la frontera venezolana, hace 36 años no había más que unas cuantas casas a orillas del río, que con el tiempo se convirtieron en el barrio Nuevo Escobal, un sitio tranquilo al parecer de sus habitantes, pero que desde hace un tiempo viene presentando un choque cultural con la comunidad indígena yukpa.

Allí mismo, los parques están cubiertos de maleza, a pesar de intervenciones hechas en administraciones pasadas.

No muy lejos de allí, se encuentra la urbanización Heliópolis, que después de 25 años de inundaciones de barro y agua hasta la cintura, los vecinos de esta zona al fin podrán gozar de mejor infraestructura gracias a la construcción de un sistema pluvial de alcantarillado.

Pero mientras unos barrios celebran, otros alzan la voz para ser escuchados, como sucede en La Concordia, donde los daños en las vías alcanzaron condiciones críticas, como es el caso del acceso principal que los conecta con el barrio Aeropuerto y el resto de la Comuna 6.

Por otra parte, se encuentra la señora María Isidra Vera, una mujer de 72 años que vive sus días en riesgo, por una pared colapsada de su casa en el barrio La Cabrera. Como pudieron, sus vecinos ensamblaron un muro improvisado con tablas y láminas, pero aún así se trata de un peligro por el que solicitan ayuda. Conozca aquí la historia.

Mientras tanto, en la Comuna 1, aunque fueron beneficiados y priorizados por el plan de bacheo y parcheo, los habitantes continúan inconformes por los desperfectos en las vías y las terminaciones. Amplíe aquí la queja.

Por último, La Opinión visitó la urbanización Zulima, también conocida por ser el barrio de ‘Los Laberintos’ y recibir el nombre de la hija del mítico cacique ‘Guaymaral’, un sector bastante conocido en la ciudad, pero que no es ajeno de problemas. De clic aquí para mayor información.