El sector energético tendrá grandes retos para lograr el acceso a energía eléctrica para el desarrollo del país, y la mitigación de los efectos del Cambio Climático con la reducción de emisiones de dióxido de carbono.
Según la Unidad de Planeación Minero Energética UPME, esto se debe a una posible importación de gas natural por parte de Colombia a partir del 2024, debido a un déficit de este material en el país.
Según el Plan Energético Nacional, se prevé que en el año 2050 su demanda estaría superando la de los combustibles líquidos.
Por este motivo, se exigirán esfuerzos adicionales como la ejecución de nuevas obras de infraestructura para importación, y para consolidar la red nacional de transporte.
“Las proyecciones confirman que en 2050 el país seguirá demandando combustibles líquidos para actividades diarias como el transporte aéreo y terrestre, por lo que es necesario seguir desarrollando nuevas fuentes tanto de gas como de petróleo”, aseguró la ministra de Energía, María Fernanda Suárez.
Por su parte, el director general de la UPME, Ricardo Ramírez, explicó que “en los próximos treinta años la estabilización e incluso la reducción de combustibles líquidos solo será posible si el país continua diversificando los energéticos que utiliza para el transporte, aumentando cada vez más la participación de energías renovables de fuentes no convencionales”.
No obstante, también ha habido avances en materia energética en el país gracias a la diversificación.
Se estima que el país aumentará 50 veces su capacidad instalada para la generación de energías renovables de fuentes no convencionales, pasando de menos de 50 megavatios en 2018 a 2.500 megavatios en 2022.
Así mismo, se prevé que habrá un cambio trascendental en el sector transporte, pues se apostará a la movilidad sostenible por medio de vehículos eléctricos o a gas, los cuales permitirían que el país reduzca la demanda de combustibles líquidos en un 20% en 2050.
Con estas transformaciones y un consumo más eficiente de la energía en los distintos sectores, el país superaría las metas del Acuerdo de París con una reducción del 22.5% en las emisiones de CO2, a pesar del incremento de la demanda de energía estimado en un 60% para los próximos 30 años.
