Cada vez que los colombianos compran una galón de combustible para sus vehículos o un boleto de avión, pagan implícitamente un impuestos ambiental que es el del carbono, el cual tiene un precio de US$5 por tonelada ($20.000 aproximadamente), un tributo implementado desde 2016 y que también lo tienen otros tres países de América Latina.

Según el exministro de Hacienda y de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas, quien fue el gestor de esta iniciativa a través de una reforma tributaria, la medida le hizo ganar a Colombia un prestigio internacional, fama que debería usar para que la Unión Europea no imponga a la nación ese arancel compensatorio en la frontera, de 100 euros por tonelada de CO2, porque “estamos haciendo un esfuerzo proporcional a nuestra capacidad económica”.

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Durante su conferencia ‘Transición energética y descarbonización’, realizada en Cúcuta y organizada por la Universidad de Santander (UDES), expresó que el presidente Gustavo Petro se ha enfocado en “acabar, frenar y desestimular las inversiones” en las industrias del carbón y los hidrocarburos, al tiempo que “pasa de agache otras peleas que se deben dar”.

Para el exministro, se debe enfrentar el cambio climático con contundencia e inteligencia, por eso el Gobierno tiene que replantear esta política, porque impone costos muy altos para el Estado y no ayuda a combatir el problema ambiental.

El experto precisó que las medidas que se están tomando en la Unión Europea no le convienen al país y ponen barreras a los productos colombianos que llegan al continente. Además, Colombia no tiene la capacidad de subir el precio al carbono al nivel que las economías avanzadas quieren.

Cárdenas sostuvo que lo más lógico es que las naciones ricas, como EE. UU., que lograron serlo “a punta de haber generado más emisiones” por la industrialización, paguen un impuesto al CO2 más elevado que los de bajos ingresos, que deben ir a un ritmo diferenciado; “esa es la estrategia que debemos defender”.

El también docente universitario dijo que el día en el que el mundo deje de consumir ese tipo de combustibles está a 30 0 40 años de distancia, por lo que hay que aumentar la producción del mineral y los hidrocarburos, lo cual hace Brasil, porque esos dineros se necesitan para financiar la transición energética y enfrentar los problemas ambientales. 

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Además, destacó que la canasta exportadora no está diversificada y depende del crudo, por lo que el país está en el mismo grupo de Angola, Chad, Argelia, Congo, Gabón, Ghana, Guinea Ecuatorial y Kazajistán, según un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI).

¿Qué hacer?

Mauricio Cárdenas expresó que se debe salir a vender los productos y servicios ambientales a cambio de reducciones en la deuda externa, como lo han hecho Belice, que se comprometió  cuidar sus corales, y Barbados. También insertarse en un mercado en donde pueda comercializar grandes cantidades de bonos de carbono. 

“Pero nada de eso se está haciendo, lo que se está es acabando con unos ingresos que necesitamos. Lo que está haciendo Petro es: vamos a solucionar el problema de la humanidad del cambio climático, pero nosotros vamos a llevar la peor parte, porque vamos a ser los primeros en sacrificar nuestros ingresos del carbón y petróleo”, recalcó el exministro.

El economista explicó que la academia es importante para desarrollar el mercado de créditos o bonos de carbono e impulsar tecnologías para reducir las emisiones en las actividades económicas, como el turismo y la agricultura.

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“Ese es un mercado muy complejo, porque lo que voy a vender ya no es café, cacao, carne o leche. Lo que voy a vender son hectáreas de bosque, las cuales representan una determinada cantidad –de toneladas- de CO2 que año tras año almaceno, a alguien que está emitiendo esos gases y los puede compensar”, apuntó.

Recordó que el 40% de las emisiones de dióxido de carbono proviene de la deforestación. Igualmente, los generan malas prácticas en el sector agropecuario, como la ganadería extensiva, que produce mucho metano. 

Por ello, Mauricio Cárdenas enfatizó que se deben implementar incentivos para promover la inversión en movilidad eléctrica en el transporte, en sistemas de generación de energía solar y eólica y en el uso de hidrógeno verde, así como impulsar los reservorios que capturen CO2 en esas extensiones de territorio en donde se extrajo el petróleo y quedaron vacías.

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