Los colombianos fuimos sorprendidos por el día cívico decretado por el presidente Gustavo Petro con el argumento de ahorrar agua y electricidad en estos momentos de sequía y advertencias de posible apagón. Sin embargo, la medida no cayó nada bien al notarse cierto tufillo demagógico y una alta dosis de improvisación.
¿Cuál planeación existe para contribuir al ahorro de estos recursos? Podríamos decir que ninguno. Porque los empleados públicos nacionales a quienes cubre la medida, resultarían gastando más agua y luz al estar en casa.
Eso es muy fácil determinarlo. Porque la mayoría de ministerios y entidades gubernamentales despachan desde edificios inteligentes o estructuras en las que es más fácil ordenar medidas para reducir el uso de los servicios públicos. ¿Un niño en el colegio gasta menos agua que en la casa o al contrario? o ¿un estudiante gasta menos luz en el colegio que en la casa? ¿Eso lo midieron los expertos de los ministerios de Ambiente o de Minas o de la Casa de Nariño?
Hoy, un funcionario en el hogar malgastaría haría el ahorro pretendido. Pero además, desde las administraciones departamentales y locales poca receptividad se captó a esta medida que el propio presidente se encargó de ‘enrarecer’ con el siguiente comentario: “este 19 de abril de rebeldía, de lectura, de conversación con la familia y los amigos sobre la peligrosidad del cambio climático, sobre quién lo produce, sobre qué se debe hacer”.
Al contrario de lo dicho por jefe de Estado, en Colombia la conversación sobre su día cívico de la paz con la naturaleza se centra en que esta medida opcional coincide con los cincuenta años de la exguerrilla del M-19 en la cual él militó y a que hoy Petro está de cumpleaños. Esta inquietud popular es válida.
Incluso, desde su misma coalición de gobierno le mandaron un fuerte mensaje en contra. Fue la senadora de Alianza
Verde, Angélica Lozano, quien dijo: “el día cívico decretado por el presidente Petro es improvisado, pero además caudillista y personalista por lo que significa el 19 de abril para él”.
Pero también le rebaten que en lugar de seguir por la senda de las decisiones populistas, las amenazas por la crisis del agua y una eventual caída en el potencial de generación de energía eléctrica no se combaten con decretos sin verdadero sustento técnico, sino con políticas claras y contundentes desde los puntos de vista de inversiones, previsiones, controles y planes de contingencia.
En el ambiente quedó otra duda rondando sobre el Decreto 0500 de 2024, puesto que en paralelo Petro también invitó a los bogotanos a que este fin de semana viajen fuera de la ciudad debido a la persistente caída del nivel de los embalses.
Pues resulta que como la oposición ha convocado para el 21 de abril a una marcha contra el gobierno, esta afirmación del presidente se empezó a ver en el país como una especie de ‘jugadita petrista’ para tratar de quitarle fuerza a la jornada de protesta dominical.
Ni demagogia ni populismo ni improvisación pueden ser la columna vertebral a la hora de manejar los asuntos del Estado y menos en cuestiones tan sensibles como el de los servicios públicos y el saneamiento básico, que en estos momentos en los sectores de acueducto y energía eléctrica se encuentran gravemente afectados por situaciones relacionadas con el cambio climático.
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