Ayer, en la calle 5 con avenida 6, del barrio La Ínsula, donde por dos años Gabriel Antonio Álamos Castillo construyó su hogar, al lado de su pareja sentimental, solo quedaba la tristeza y el dolor de saber que él no podrá conocer a la hija que nacerá pronto.

La noche del jueves, después de que este hombre, de 31 años, se bañara y saliera un rato al porche de su casa, para tomar aire y conversar con un cuñado, fue asesinado.

A las 7:00 de la noche, un desconocido interrumpió el diálogo entre la víctima y su cuñado, y tras sacar un arma, le apuntó a Gabriel Antonio, disparándole en cuatro oportunidades.

Tras cometer el ataque a bala, el pistolero salió corriendo a subirse a la moto que dejó estacionado metros antes, mientras que Álamos Castillo intentaba levantarse, pero le fue imposible y terminó tendido en el piso.

Luego de escuchar las detonaciones de los balazos, desesperadas, la esposa y la mamá de la víctima salieron de la vivienda, encontrándose con la lamentable escena.

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Media hora después, con ayuda de la comunidad, llevaron a Gabriel Antonio Álamos a un centro asistencial, pero los disparos fueron fulminantes y falleció.

Tras lo sucedido, la Policía Metropolitana activó un ‘Plan Candado’ para ir tras el homicida, pero como suele pasar, no lo pudieron ubicar.

Frente a la tragedia, ayer, a la familia de la víctima solo le quedó recordar lo entusiasmado que estaba él por conocer a su bebé que viene en camino.

Además de eso, recordaban el ‘empuje’ y la resiliencia, como lo dijo su mamá, con la que él sacó su vida adelante.

Actualmente, la víctima era reciclador y de acuerdo a sus seres queridos, sobre él no reposaba alguna amenaza, ni había estado en la cárcel, para involucrarlo en alguna situación.

Por eso, los investigadores de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) deberán establecer cuáles serían las razones del asesinato, pues la familia no se explica qué sucedió.

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Una familia con dolor

Acariciando su vientre de 5 meses de gestación y mirando hacia la habitación donde Gabriel guardaba el material reciclable que le llegaba todos los días, la compañera sentimental hablaba con la mamá de la víctima acerca de lo mucho que extrañaran al hombre.

La mamá de Gabriel Álamos, quien ayer adelantaba las diligencias para que le entregaran el cuerpo de su hijo y así darle el último adiós, aseguró que lo recuerda como un buen ser humano.

“Él se levantó de la noche a la mañana con trabajo y sudor. Él fue atropellado aquí, fue maltratado aquí y, sin embargo, se levantó”, dijo la mamá de Gabriel Antonio Álamos.

Por eso lo calificó como un hombre que luchó por enderezar su vida. “Lo recogí de la calle”, dijo la mujer, mientras lloraba al pensar que se lo arrebataron.

Siete años tenía el hombre de estar en la ciudad y hace algún tiempo se estableció en ese punto de la Comuna 6, donde había adaptado el lugar como una casa recicladora.

Sus proyectos eran tan amplios que quería comprarse una máquina trituradora de plástico para ampliar su labor. Aunque él no podrá cumplir su sueño, su familia aseguró que continuaran con su proyecto.

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