Un panorama de tristeza y dolor se percibía tras las rejas que rodeaban una estación de servicio ubicada en la vía que de Cúcuta conduce a Puerto Santander.

Los familiares de Jeferson Mauricio Manzano y Carlos Alberto Hernández Moreno lloraban desconsolados la pérdida irreparable de sus seres queridos que yacían al interior de las oficinas administrativas de la estación.

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Los dos hombres eran empleados de allí, uno se desempeñaba como vigilante y el otro, como jefe de patio. “Déjenme verlo por última vez”, gritaba la esposa del vigilante.

A un costado de la vía también se encontraban los hijos del jefe de patio, desconsolados por la muerte de su papá.

La Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) adelantó la inspección técnica de la escena y el levantamiento de los cadáveres.

Un tercero se salvó

El reloj iba a marcar la 1:00 de la tarde cuando dos hombres que se movilizaban en una motocicleta llegaron hasta la estación de servicio, justo al frente de donde fue asesinado Alexander Navarro Salazar, en mayo, otro vigilante.

Sin levantar sospecha alguna, los dos hombres llegaron hasta las oficinas, encontrándose con que una de ellas estaba abierta. Allí estaban las víctimas.

Primero se encontró con el vigilante que, al ver llegar a los hombres, se levantó como si les fuese a preguntar lo que necesitaban, pero sin mediar palabra, empezaron a disparar.

Luego, uno de ellos descendió del automotor e ingresó a la oficina en donde se encontró con el jefe de patio a quien también le disparó en repetidas oportunidades.

En el lugar también había un tercer trabajador que, al ver a los pistoleros, se encerró en el baño y se salvó.

Los dos agresores huyeron con rumbo desconocido y sin dejar rastro alguno.

La Policía Metropolitana de Cúcuta fue alertada sobre el hecho minutos más tarde y arribaron al lugar de los hechos junto con el Ejército, debido a la complejidad de la zona.

Las hipótesis

Una de las primeras hipótesis apuntaría a la posible relación que tendría con el homicidio perpetrado en la estación de servicio que está al frente del lugar de los hechos, sin embargo,  fue desmentida por las autoridades.

“Con policía judicial se establece preliminarmente que no existe conexión alguna entre los desafortunados hechos”, comentó el coronel Julio Olaya, comandante operativo de la Policía Metropolitana.

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Después, la versión se encaminó a un posible hurto porque uno de los hombres asesinados había denunciado hace un mes que fue víctima del robo de una millonaria suma de dinero. Pero  también fue descartada.

Según las autoridades, en la escena quedó abandonada una escopeta, dinero en efectivo y no hubo ningún forcejeo.

Una fuente judicial dijo que la hipótesis que más ha tomado fuerza tendría que ver, precisamente, con ese dinero que le robaron a una de las víctimas. Se trataría de 57 millones de pesos. Al parecer, la investigación se estaría encaminando por ese lado.

“Es lo que más ha cobrado fuerza porque por extorsión tampoco fue, no tenemos indicios de que los dueños estuviesen recibiendo amenazas ni cobro de cuotas extorsivas”, dijo la fuente.

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