La noche del martes, un nuevo asesinato en la zona de frontera generó consternación e incrementó la zozobra de trabajadores, comerciantes y comunidad.

En un lavadero de carros, ubicado en el sector de Boconó, la muerte volvió a rondar, dejando una nueva víctima, de 30 años.

A las 7:00 p. m., cuando Luis Alfredo Mendoza León se encontraba cumpliendo sus labores como ‘patiero’ -encargado del establecimiento-, un hombre armado que llegó a pie y le propinó cuatro balazos mortales.

“El tipo vestía camiseta blanca, cuando se acercó, no le dijo nada, solo le disparó y salió corriendo. Ahí más adelantico lo estaba esperando el cómplice en una moto para escaparse”, comentó un testigo del hecho.

Mientras el pistolero huía de la escena del crimen, los compañeros de la víctima corrieron a auxiliarlo, pero se dieron cuenta de que ya no había nada qué hacer.

“No había de otra que llamar a la Policía para que se hicieran cargo”, aseguró el testigo.

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Minutos más tarde, varias patrullas de la Mecuc llegaron al lugar y al verificar el deceso de Mendoza León, alertaron a la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) para que se encargara de la inspección técnica y el levantamiento del cadáver.

A un costado de la escena, se encontraban algunos familiares de la víctima llorando su pérdida y preguntándose una y otra vez: “¿Por qué a Luis?”. 

Era muy trabajador

Luis Alfredo nació en Puerto Ordaz (Venezuela). Aunque toda su alma y corazón estaban en esa tierra, decidió radicarse en Ureña, junto con su mamá, en aras de conseguir mejores oportunidades laborales.

“Él trabajaba ahí desde hace varios años, empezó como lavador de carros y luego lo ascendieron a ‘patiero’ porque era muy trabajador”, contó un familiar de la víctima.

Todos los días, el hombre se levantaba a las 4:30 de la mañana para atravesar la frontera y cumplir sus obligaciones en el lavadero, ubicado en el sector de Boconó. Unas veces lo hacía a pie y otras en motocicleta.

“Un gran pelado, trabajador, responsable, respetuoso, nunca se metía con nadie, lo único que él hacía era dedicarse a salir adelante y darle a su hija, de 9 años, lo que él tal vez no pudo tener”, dijo un compañero de trabajo de Luis Alfredo Mendoza.

La noticia de su muerte le cayó como un ‘baldao de agua fría’ a su compañera fiel: su mamá. La mujer recordó, con lágrimas y el rostro acongojado, que su hijo era su polo a tierra, su fortaleza y su vida entera. Aunque su dolor no le permitió decir una palabra más, su tristeza emanaba todo lo que sentía por él.

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La sangre derramada

Seis meses antes de la muerte de Luis Mendoza, en ese sector recuerdan a José Orlando Contreras, otro de los trabajadores de ese lavadero que también fue asesinado justo en el mismo lugar.

“Era mi amigo, también era ‘patiero’, ahí donde está el cuerpo de Luis, ahí quedó el de Orlandito hace algunos meses. Lo que preocupa es que parece que fue por la misma razón, la maldita extorsión”, aseguró un residente del sector.

Una fuente que pidió no ser identificada, le comentó a La Opinión que no es la primera vez que los trabajadores de ese establecimiento comercial y de los negocios aledaños, sufrían las represalias de los criminales.

Al parecer, los dueños de los locales han recibido amenazas por no pagar una presunta ‘vacuna’ y son los colaboradores de los establecimientos los que están enfrentando la situación, por lo que terminan siendo las víctimas fatales.

Otros hechos recientes

Para no irnos tan lejos, el pasado lunes, en El Escobal, fue asesinado Wilson Arbey Monroy Suárez, un vendedor informal de la zona.

El hecho se registró a las 3:10 de la tarde, cuando un hombre armado llegó hasta el puesto de minutos y recargas de ‘El Paisa’, y le propinó cuatro balazos, dejándolo gravemente herido. Aunque fue trasladado a un centro asistencial, minutos más tarde falleció.

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Once días antes, en ese mismo lugar, fueron atacados dos motorizados, por un hombre que les disparó a quemarropa.

Las dos víctimas fueron llevadas a un centro médico, en donde lograron salvarles la vida.

Lo que causa curiosidad es que en un principio se decía que ambos eran mototaxistas de la zona, sin embargo, una fuente oficial le reveló a La Opinión que los hombres se desempeñarían como ‘patieros’.

‘O pagan o se mueren’

Tras el asesinato de Luis Medina, la preocupación se incrementó. Muchos de los comerciantes de esa zona aseguraron que el rumor de las extorsiones cada vez cobra más fuerza y, aunque algunos aún no han recibido la llamada extorsiva, se encuentran a la expectativa de lo que pueda suceder.

“Es que si a mí me llaman a amenazarme, tocaría cerrar el negocio, porque no da la base. Hace rato no éramos víctimas de ese flagelo, ahora dicen que los cobros son de $1 millón en adelante”, indicó un comerciante del sector.

Los dueños de establecimientos coincidieron en que salvaguardar su integridad y la de sus familias, es la prioridad en este momento.

“La sentencia es que si no pagamos, nos matan, aquí muchos tiene que estar callada y simplemente hacerle caso a esa gente”, concluyó el hombre.

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Imponiendo el terror

‘La Línea’, una terrorífica banda que por cerca de 10 años dominó seis kilómetros de frontera, pero que tras varios golpes de las autoridades y una guerra que tuvo con el Eln había sido desarticulada, estaría resurgiendo, así lo dio a conocer una fuente judicial.

La Opinión pudo conocer que varios de sus integrantes han salido de la cárcel y estarían intentando volver a tener el control en la zona. Prueba de esto serían los hechos de sangre que se han registrado en los últimos meses.

Según la información suministrada, estos criminales estarían concentrados en las extorsiones y el microtráfico, enviando mensajes y haciendo llamadas intimidantes, con el único fin de imponer el terror en ese sector.

Las cifras que estarían exigiendo a los comerciantes ascienden al millón de pesos, dependiendo del establecimiento comercial. En cuanto a los vendedores informales, también les estarían pidiendo sumas mínimas de dinero.

Aumentaron capacidad policial

El coronel Diego Díaz, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), aseguró que se están adelantando diversas intervenciones en el lugar, incluso, aún más fuertes de las que se realizan en La Parada.

“Aumentamos el número de policías y capacidades, estamos ejerciendo control en las trochas, el ingreso y salida de los ciudadanos. Nuestros uniformados están haciendo presencia las 24 horas en el sitio”, dijo el oficial.

Asimismo, se está realizando un trabajo de caracterización de la zona para llevar a cabo algunos allanamientos y controles policivos.

“Esto lo estamos haciendo junto con la Secretaría de Gobierno, porque vamos controlar la invasión del espacio público y el tema del transporte informal. Además, con el Gaula, se adelantan actividades de prevención y recepción de denuncias que nos lleven a judicializar a los responsables de estos hechos violentos”, concluyó el coronel Díaz.

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