La mirada se transforma. El color del rostro de Belkis Báez Guerrero se enrojece y las lágrimas empiezan a caer lentamente. El recuerdo de los más de 15 años de matrimonio que pasó con el intendente William Fernando Bareño Ardila, quien murió el 14 de diciembre de 2021, en el atentado ocurrido en el Aeropuerto Internacional Camilo Daza, sigue dejando una huella de tristeza y resignación en ella y el resto de personas que lo conocieron a él.

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“Yo trabajo y trato de llevar una sonrisa en el día, pero las noches son de llanto y de pensar en todo lo que vivimos”, aseguró la mujer.

La impotencia aumenta cuando recuerda que el suboficial ya había decidido que el 15 de diciembre del año pasado, es decir, al día siguiente del mortal suceso, dejaría de trabajar en la Policía, institución en la que sirvió durante 22 años.

Habían planeado unas vacaciones juntos, viajarían y pasarían una “luna de miel”, como la describe Belkis.

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Bareño dejó cuatro hijos, dos de una primera relación y la pareja que tuvo con su última compañera. Aunque no acostumbraba a hacerlo, ese diciembre les pidió a sus dos hijos mayores que vinieran a Cúcuta y pasaran las fiestas de Navidad y Año Nuevo juntos, pero no les pudo cumplir.

Cuatro días antes del terrorífico atentado, William Bareño le cantó una canción a su esposa, en la que le confirmó que siempre sería el amor de su vida, hasta el día en que la muerte los separara.

“Hasta que la muerte un día nos separe, yo voy a ser tuyo y tu mía”, es una de las frases de la interpretación que quedó registrada en un video, en medio de una reunión familiar, y que al volverla a escuchar, Belkis Báez nuevamente tuvo que secar sus lágrimas.

Lo describe como el mejor, un hombre consentidor, dedicado a su familia, apasionado por su trabajo y soñador.

El último beso

La mañana del 14 de diciembre de 2021, cuando empezó a sonar el celular de William Bareño, mientras estaba en su casa, su esposa le pidió que lo apagara y que no se preocupara por ir a trabajar, igual, ya había decidido que al día siguiente se retiraría.

Sin embargo, el suboficial dejó recorrer la pasión y la entrega que siempre lo caracterizaron en su trabajo y se empezó a alistar, mientras le pidió la tasa de café a su amada esposa, que siempre degustaba.

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“Él se tomó el café y lo único que me dijo era que estaba un poco amargo. Aunque le pedí que nos quedáramos un ratico más en la cama, me dijo que debía ir a trabajar. Luego le pedí que me trajera mi carro y así se fue a buscar la patrulla. Yo salí, le di un beso y nos dijimos que nos amábamos y lo vi irse. Cuarenta minutos después recibí una llamada en la que me decían de la muerte de ellos”, dijo la esposa de Bareño.

Esos instantes están guardados en su mente y pareciera que se hubiesen dado ayer, a pesar de que ya transcurrió un año y cinco días desde el mortal desenlace de William Bareño y el también subintendente y compañero David Reyes, cuando fue activada una maleta bomba que iban a inspeccionar en la terminal aérea.

‘Quiero lo mejor para la Policía’

Belkis Báez insiste en que su esposo y David Reyes trabajaban y arriesgaban sus vidas sin las condiciones de seguridad, sin contar con los trajes necesarios para protegerse, ni un inhibidor de señal de alta frecuencia y en una oficina con precarias condiciones.

Ella está convencida de que se debe adelantar una lucha incansable para que la Policía dote de los mejores equipos de tecnología al grupo de técnicos antiexplosivos, para que se garantice su labor.

“Para combatir a los delincuentes como ‘Jhon Mechas’ (líder de la disidencia del Frente 33 de las Farc), se debe tener la mejor tecnología”, insistió la mujer.

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