La violencia se resiste a alejarse de la familia Jaramillo, oriunda de Medellín. Primero fue asesinado el papá, la cabeza del hogar, hace muchos años. Ahora, la noche del viernes, mataron a Jhoe Baronchelli Jaramillo Gutiérrez, de 41 años, uno de sus hijos.

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El dolor y la impotencia invaden los rostros de los familiares de Jhoe, al recordarlo como un hombre emprendedor, generoso, comerciante y generador de empleo, al que le arrebataron la vida en medio de un hecho de intolerancia mezclado con los tragos.

Cuando los violentos le quitaron la vida al papá de Jhoe Baronchelli, su mamá decidió salir de Medellín y radicarse en Cúcuta, para proteger a sus hijos, especialmente a él, que era el hombre de la casa.

Sin embargo, las balas y el dolor volvieron a tocar a su familia y lo peor del caso es que los dolientes todavía siguen esperando que se haga justicia y que las autoridades capturen al responsable del homicidio, que está plenamente identificado

El hecho

Según se conoció, Edwin Martínez Penagos, como fue identificado el presunto autor del crimen, llegó a las 6:30 de la tarde, al estanco de propiedad de Jhoe Jaramillo, a tomarse unas cervezas, ubicado en la carrera 3 con calle 11, del barrio Trapiches. Sin embargo, en evidentes gestos de ebriedad, se negó a pagar la cuenta y desafió a la víctima.

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“Él alcanzó a pedir dos aguilones, pero estaba tomado y cuando le pedimos que pagara la cuenta, se ofuscó y sacó una pistola traumática y empezó a disparar”, dijo una empleada del lugar.

Jaramillo Gutiérrez le insistió en que debía pagar la cuenta, pero al notar la agresividad del cliente, que era atendido por primera vez en su establecimiento, decidió llamar a la Policía de Villa del Rosario, por lo que los uniformados arribaron al lugar y lo detuvieron para trasladarlo a la estación del municipio histórico.

“Ese hombre amenazó a mi hermano delante de los policías, le dijo que él volvería para matarlo”, aseguró una familiar de la víctima.

Según se conoció, los policías se llevaron al agresor, lo identificaron y después lo dejaron libre, porque el arma con el que intimidó a la víctima era traumática.

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Sin embargo, 20 minutos después, Edwin Martínez regresó al estanco donde aún estaba Jhoe Jaramillo, se bajó de un carro Renault, color blanco, de placas KMY-126, sacó un revólver y le disparó a la víctima, en al menos cuatro oportunidades.

En el lugar todo se transformó en momentos de angustia y desesperación, mientras que vecinos, empleados y curiosos intentaban auxiliar a Jaramillo Gutiérrez, trasladándolo a una clínica en Cúcuta, donde finalmente murió.

Entre tanto, el agresor, huyó de la escena del hecho y se resguardó en un conjunto residencial de Villa del Rosario, hasta habrían llegado varios policías a capturarlo, pero finalmente no lo pudieron hacer.

“La Policía lo que dice es que no lo pudieron capturar y que hay que esperar hasta el lunes”, aseguraron los familiares.

Los investigadores judiciales tienen en su poder los videos de las cámaras de seguridad del lugar donde ocurrió el crimen, que servirán como material probatorio contra el agresor.

Más de la víctima

Jhoe Jaramillo dejó dos hijos menores de edad. Según sus familiares, él se caracterizó por ser un hombre alegre, que le buscaba una sonrisa a todas las situaciones adversas que atravesaba en la vida.

“Siempre tenía una sonrisa de oreja a oreja, le gustaba salir adelante a pesar de que estuviera triste, fue un emprendedor”, dijo la hermana.

Jaramillo era dueño de un restaurante y del estanco donde fue atacado a bala. Además, también se desempeñó como gerente de un reconocido supermercado.

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