La violencia continúa recorriendo las trochas y calles de la zona rural de Cúcuta. De nuevo se volvió a escuchar el sonido de las balas que dejan a su paso sangre, dolor y muerte. En los últimos diez días, cuatro personas han sido asesinadas.

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El hecho más reciente ocurrió el martes, cuando habitantes de la vereda La Esperanza, del corregimiento Puerto Lleras, encontraron a un costado de la vía, el cadáver de un hombre con varios impactos de bala en la cabeza.

La víctima no había sido identificada hasta el cierre de esta edición. Sin embargo, según algunos habitantes de la zona, era frecuente verla caminar por la vía Cúcuta – Puerto Santander. Al parecer, sufría de algunos problemas mentales.

“No era una persona violenta y nunca lo vi ni pidiendo plata o consumiendo drogas. Justo lo vi un día antes de que lo asesinaran y cuando me enteré quedé sorprendida, porque no estaba metido en ningún problema”, aseguró una habitante del lugar donde ocurrió el crimen.

Empleados de la funeraria Nuestra Señora de los Andes se encargaron de trasladar el cadáver hasta el Instituto de Medicina Legal, donde las autoridades adelantaron la inspección técnica.

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Según se conoció, la víctima, entre 30 y 40 años, recibió tres disparos en su cabeza. En el lugar se hallaron dos cartuchos y una vainilla calibre 9 milímetros.

Por ahora la Policía adelantan las pesquisas para tratar de establecer los móviles y los autores del hecho.

La racha mortal

El pasado 8 de octubre, en el corregimiento Buena Esperanza fueron asesinados Luis Eduardo Vega García y José Gregorio Jaimes Sandoval, de 34 y 39 años, respectivamente.

Al parecer, el doble homicidio se registró en medio de las disputas entre el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc). Lo que se conoció es que las víctimas se desplazaban en una motocicleta cuando, al parecer, miembros del Eln que se movilizaban en una camioneta las interceptaron y las atacaron a disparos.

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Cinco días después, en una trocha de la vereda Vegas del Pamplonita, entre el corregimiento Guaramito y Puerto Santander, muy cerca del río Grita, un hombre fue encontrado sin vida a un costado de un camino de tierra con disparos en su cabeza. Hasta el cierre de esta edición, seguía sin ser identificado.

La semana pasada, un hombre que sigue sin ser identificado, fue hallado cerca al límite fronterizo en la vereda Vegas del Pamplonita. / Foto Cortesía.

La disputa del territorio

La oleada de violencia que azota a esta zona rural de Cúcuta, así como la frontera con Venezuela, se intensificó por la disputa entre el Eln y las Agc, que busca controlar especialmente las trochas fronterizas, porque allí trafican grandes cantidades drogas, mercancía de contrabando, y se cobran las ‘vacunas’ a migrantes y trabajadores que a diario hacen uso de estos pasos ilegales.

 “Se tiene información que, desde hace dos meses aproximadamente, las Agc están intentando meterse como sea a las trochas de Puerto Santander y en la zona rural de Cúcuta, que en su mayoría son controladas por los ‘elenos’, pues aunque se sostengan financieramente con ‘ollas’ en Puerto Lleras y con extorsiones, saben que estos lugares son una ‘mina de oro´ y eso ha incrementado la violencia”, explicó una fuente judicial cercana a las investigaciones de la zona.

Y es que a pesar de que los uniformados de la Policía han adelantado operativos y controles para disminuir esta crítica situación de orden público, debido a la lejanía de ciertas trochas y caseríos, los grupos armados ilegales pueden controlar con facilidad las trochas.

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