Durante al menos once meses, la Policía de Norte de Santander le siguió los pasos a una banda de microtráfico que extendió sus tentáculos en diferentes barrios de Pamplona. Los uniformados que iniciaron la investigación, tras recibir una denuncia de fuente humana, sabían que no podían descuidar ningún detalle para poder recopilar el material probatorio en contra de los presuntos expendedores de drogas.

Por esto, miembros de la Unidad Básica de Investigación Criminal de la Seccional de Protección, tuvieron que infiltrar esta estructura para conocer la identidad de cada uno de los integrantes de la organización y seguir de cerca sus movimientos delictivos.

Los policías tuvieron que usar su experticia e intuición para asegurar cada objetivo, pues los delincuentes han conocido poco a poco la forma en la que actúan las autoridades.

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“Los expendedores ya les piden a los consumidores que no les entreguen el dinero en la mano, sino que lo lancen al piso o lo dejen encima de unas gradas, con el objetivo de no quedar grabados en el momento de la compra”, explicó una fuente.

Sin embargo, desde mediados de este año, los uniformados obtuvieron el aval de la Fiscalía para adelantar la operación encubiertos y así poder grabar las compras controladas.

De manera sigilosa las autoridades identificaron los puntos en los que los jíbaros expendían cocaína, base de coca y marihuana, en los barrios El Carmen, La Trinidad, Los Trece, Úrsua, Centro, San Ignacio, Santo Domingo y el parque principal del municipio.

¿Quiénes son?

Jhann Carlos Silva Fernández, conocido como ‘Chocorramo’, presunto líder de la estructura; junto con los expendedores Johan Felipe Rivera Portilla, ‘El Tuerto’; Elder Fabián Lizcano, ‘Pinki’; Jhonatan de Jesús Orellana Acosta, Diego Isaías Cáceres García y Ana Belsy Conde Suárez, fueron los detenidos.

Desde las 10:00 de la mañana del pasado viernes, hasta las 5:00 de la madrugada del sábado, los uniformados desplegaron un operativo simultáneo en los diferentes puntos de la Ciudad Mitrada, para capturarlos.

“Ellos ya no usan las viviendas para vender las drogas, porque saben que la Policía les hace allanamientos. Por eso, prefieren vender las dosis en la vía pública, tratando de disimular en cada venta”, explicó la fuente.

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Sin embargo, con el material probatorio en su poder, la Policía, junto con la Fiscalía, solicitó ocho órdenes de captura y así pudieron poner tras las rejas a seis de los presuntos integrantes de la banda Los Trimitarios. 

Por ahora continúan en la búsqueda de los otros dos expendedores que se escaparon del cerco de la policial.

Según se conoció, esta estructura, conformada en su mayoría por presuntos delincuentes reincidentes y reconocidos en Pamplona por su accionar, se ganaba hasta 200 millones de pesos mensuales por la venta de los estupefacientes.

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