A los familiares de las víctimas que fueron asesinadas entre 2007 y 2008 en Norte de Santander por miembros del Ejército, en ese entonces, aún le quedan muchas preguntas sobre lo sucedido, a pesar de lo que han dicho hasta ahora 10 exmilitares y un civil que están bajo la Justicia Especial para la Paz (JEP).
Según algunos de los parientes, aún falta saber quién ordenó los falsos positivos, quiénes son los directamente responsables, más allá de permisos y premios, qué buscaban con esas muertes y otro tanto de inquietudes.
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Una madre de una de las víctimas tomó el micrófono y afirmó que aún hay altos mandos que siguen en el Ejército sin reconocer que participaron en estos macabros hechos.
"Acá solo hemos conocido parte de la verdad, aún falta desenterrar otra parte para así poder decir que sí hay justicia, pero mientras sigan encubriendo a otros miembros del Ejército será muy dificil", señaló de un familiar de las víctimas.
En la audiencia pública de reconocimiento se ha conocido que de los 120 casos de falsos positivos hay muchos ocurridos con campesinos del Catatumbo y el resto con jóvenes de Soacha, de Cundinamarca, que traían engañados a la provincia de Ocaña.
"Todos los días pedían resultados"
Con gesto de arrepentimiento y una voz trémula, uno de los exmilitares narró cómo fue que se llevaron a cabo esos asesinatos de campesinos y jóvenes inocentes.
"Los paramilitares nos vendían las armas y los uniformes para poder cometer esos crímenes de esas personas inocentes, campesinos. Yo ejecuté a varias de ellas y hoy me arrepiento de lo que hice y estoy declarando ante ustedes los familiares de las víctimas y el país", sostuvo el exsuboficial del Ejército, Nestor Guillermo Gutiérrez.
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Además, recordó que él fue el primero en contar todo lo que había pasado y por eso se ganó enemigos y recibió amenazas de muerte.
Recalcó que los falsos positivos fue una política nacional porque los altos mandos exigían resultados y como no daban con guerrilleros tuvieron que usar esa estrategia de engañar campesinos y jóvenes para luego hacerlos pasar como subversivos muertos en combates.
"Cando yo llegué al Catatumbo en 2007, me presento en la Brigada N°15 y los altos mandos me pidieron dar resultados, por eso comenzamos a hacer alianzas con los paramilitares y a pedirle información a la inteligencia militar en diferente municipios. Ahí comenzamos a tener colaboradores para dar los resultados", contó el exsuboficial.
Añadió: "me dejan en el área de El Carmen y para esos días había sucedido un secuestro y me envían a hacer inteligencia dentro de ese municipio (Catatumbo) y me dirijo a un burdel, porque me dicen que ahí hay una persona que consume y vende drogas y la presiono, elaboro una lista de personas que ella me da como colaboradores (de la guerrilla) y con la exigencia de dar resultados, los buscamos como fueran".
Fue así como este exmilitar y el resto que cometieron los falsos positivos, comenzaron a matar una a una las víctimas que aparecieron en esa lista.
"Nosotros siempre simulamos combates y luego de matar a cada una de las víctimas les poníamos las armas y los uniformes que le compramos a los paramilitares", indicó Gutiérrez.
La audiencia continúa a esta hora con muchas relatos que dejan ver como se dio esa dramática época de terror que el Ejército implantó en Norte de Santander entre 2007 y 2008.
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