Gregorio Pernía impuso su ley en Masterchef dejando una gran huella de hombre amigable, competidor y ‘mamador de gallo’.

Ahora fue invitado a otro reality: bailar en Telemundo, en Miami. Y lo está haciendo en compañía de su hija Luna, “la princesa, porque la reina Érika (su esposa) no pudo por molestias en su cadera y rodilla”.

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Y debutó el domingo en ‘Así se baila’ con la alegre canción Pa’ Maité de Carlos Vives. Después de la actuación se mostró frágil, lloró, abrazado de su hija, ante el halago de los tres jurados que no escatimaron palabras para elogiarlo. No tanto por sus movimientos en la pista, ni su coreografía, sino por esa  relación amorosa con Luna.

El actor cucuteño está compitiendo contra otras nueve parejas por un premio de 200 mil dólares. La invitación que le hizo el productor de Telemundo, Francisco Ponce, fue  precisa. Bailar con una pareja de la familia. Y aceptó sin  ninguna pretensión de bailarín. Simplemente “quería regresar a Telemundo”, donde lo conocieron con su papel de Aurelio Jaramillo, alias ‘El Titi’ en  ‘Sin senos no hay paraíso’ y que le permitió conocer medio planeta con 77 presentaciones. Estuvo en Canadá, Centro América, Dubai, Australia e hizo 35 presentaciones en Estados Unidos.

Ninguno es bailarín de profesión. Pero dice que con disciplina y trabajo sacará adelante el ritmo que le pongan.

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Bailar con su hija Luna “ha sido una experiencia maravillosa. Habíamos soñado con esto. Así que más improtante que haya un premio, es regresar a Telemundo y que mi hija pueda abrir puertas y conozcan todos sus dotes artísticos, de generosidad, su esencia como ser humano”.

Si llega a ganar la mitad del premio lo donará como siempre  ha hecho.

La cocina le encanta y “el baile hace parte de la alegría de los latinos”. Sin embargo, la actuación la aplazó porque cuando salió de Masterchef se sintió agotado y no asistió a los casting para tres ofertas que tenía, entre ellas una de Netflix.

Recuerda que ha hecho muchas cosas en su vida. “Me he parado en una tarima hacer show, como cantante,  sin  saber cantar; ahora bailo, sin ser bailarín, porque la vida nos va diciendo donde ponernos y nos dejamos guiar por la mano de divina”. Y en sentido figurado dijo que “pasó el caballo, cabalgando, le echamos la soga y  aquí estoy bailando”.

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