Miguel Ángel Mantilla dedicó parte de su vida a escribir la historia del periódico La Opinión. El ingeniero mecánico se despidió de esta casa editorial tras 38 años ininterrumpidos de servicios como jefe de producción.
Tras su retiro, Christian Llinás, director administrativo de La Opinión le entregó un reconocimiento por su entrega invaluable.
Mantilla comenzó en agosto de 1986, justo al graduarse de Ingeniería Mecánica en la Universidad Francisco de Paula Santander.
Su ingreso a La Opinión fue el resultado de una recomendación de un profesor, quien le sugirió presentarse ante el entonces director Eustorgio Colmenares Baptista, quien le ofreció una prueba de diez días. Al cabo de ese tiempo, consultó sobre su futuro en la empresa y el entonces director le contestó: “Usted no tiene nada que preguntarme, el que sabe si quiere continuar es usted, por mí no hay ningún problema”. Y añadió: “No me imaginaba que aquel primer paso me llevaría a una carrera tan larga y enriquecedora”, comentó Mantilla al evocar sus inicios en el único periódico vigente.
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A lo largo de los años, el periódico experimentó significativos cambios tecnológicos, desde la transición del sistema de impresión en plomo al sistema digital que se usa hoy. “Recuerdo el cambio al sistema PRI y cómo la impresión pasó de ser prácticamente en blanco y negro a incorporar color, lo que amplió nuestras posibilidades informativas y estéticas”. Mantilla viajó en varias ocasiones a Estados Unidos para nutrirse de las distintas ferias tecnológicas. Además es un lector consumado. También reflexionó sobre la dificultad que enfrentó el medio en los últimos años con la llegada de la era digital.
Mantilla destacó que lo más significativo de su experiencia no solo fueron los avances tecnológicos, sino el grupo de personas con el que trabajó durante sus casi 40 años. “Aprendí muchísimo de mis compañeros, con quienes compartí innumerables anécdotas y vivencias, muchas de las cuales hoy me parecen jocosas”, dijo. Con nostalgia, el ingeniero Miguel Ángel Mantilla concluyó su relato resaltando la importancia del trabajo en equipo y las memorables actividades sociales que se organizaban en la empresa, como las semanas culturales, las Navidades, las Olimpiadas.
“A pesar de los retos, siempre tuvimos momentos de alegría y camaradería que atesoraré para siempre”, enfatizó.
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